Un navarro se forra gestionando apuestas por WhatsApp: “Gano 3.500 euros al mes”

Un navarro se forra gestionando apuestas por WhatsApp: "Gano 3.500 euros al mes"

Rioja2

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Aunque de origen navarro, Agustín (nombre alterado) vive en madrid desde 2013, cuando se mudó para intentar dar un impulso a su carrera profesional. Tiene una 'startup' tecnológica que no ha conseguido los resultados y la escalabilidad que él pretendía, pero al menos ha conseguido ser rentable, sostenible y dar de comer a sus cuatro empleados fijos, según publica El Confidencial.

Él no tiene sueldo en su empresa, pero no es un problema para él: desde hace unos cuatro años se gana un sueldo más que meritorio llevando a cabo un trabajo radicalmente distinto.Agustín es algo parecido a un “corredor de apuestas online”. O ejecuta las apuestas que le indican sus clientes o apuesta con el dinero de otros para conseguir beneficios. Esta labor le reporta más de 3.500 euros mensuales, por no más de dos horas diarias de trabajo. Y lo más sorprendente, ¡lo gestiona todo a través de WhatsApp!

Ya gestiona las apuestas de 30 clientes

La trayectoria de Agustín ha sido breve y extraña: “Ni de coña habría pensado que me iba a dedicar a esto. Siempre me han gustado los juegos 'online' y las apuestas, pero lo hacía por puro entretenimiento. Nunca he tenido ninguna pretensión... hasta que he visto que podía vivir de ello”.

Todos tenemos la imagen del jugador impulsivo, quizás refrendada por las películas, pero el éxito de Agustín radicó precisamente en lo contrario: “Soy el jugador más aburrido del mundo”, nos reconoce entre risas. “Si ganaba dinero era porque siempre iba a las apuestas seguras. La gente que apuesta por entretenimiento, como tampoco suele jugarse mucho dinero, intenta ir a por el premio gordo, a por la apuesta imposible. Yo siempre he sido justo al revés: si apostaba a partidos de fútbol, siempre era a favor de los equipos grandes; si invertía algo en bolsa, lo hacía en las empresas que iban bien; si me metía en un juego de azar, iba más desnudo, pero metía poco dinero y no me volvía loco, etc.”.

Agustín se considera el corredor de apuestas más aburrido del mundo, quizás porque renuncia al riesgo por la seguridad: “Claro, imagínate: ganaba casi siempre, pero poco dinero. Yo era el tío más aburrido del mundo metido en la actividad más estimulante del mundo. Es como si te buscas un agente de bolsa y te invierte en bonos del Estado: pues sí, vas a ganar dinero, pero no te vas a forrar en dos días. Pero al final el que tiene paciencia prefiere ese tipo de cosas. Es como si yo invirtiera en bonos del Estado, pero dentro de internet”, cuenta.

Ni siquiera sus amistades podían sospechar que le fueran tan bien las cosas: “Les contaba que metía algo de dinero, pero no sabían mucho más. Hasta que un día salió el tema, les dije que ganaba unos 600-700 euros al mes echando algún rato suelto y todos fliparon”.

A partir de ahí, el siguiente paso parecía evidente: “Todos me empezaron a decir que joder, que vaya chollo, que a ver si les metía a ellos también. Así que, entre risas, hicieron un bote entre todos y juntaron 20 o 30 euros, no recuerdo. Hice la apuesta más aburrida del mundo: metí esos 30-40 euros a que el Real Madrid ganaba un partido a no sé qué equipo malísimo, ni lo recuerdo. Creo que ganamos unos 15 o 20 céntimos por cada euro. Vieron que si estás desesperado no te compensa, pero si no tienes prisa, poco a poco, apostando mucho, eso podía acabar dando un dinero”.

Lo cierto es que muchos amigos de Agustín no terminaron de creer que ganara tanto dinero, pero un par de ellos le pidieron, como favor personal, que les apostara algún dinero: “Échame un cable, méteme 100 euros donde sea, que estoy jodido de dinero”.

Agustín empezó ayudando a unos amigos... y ahora gestiona 30 clientes y 40.000 euros al mes

El amigo en cuestión estaba en paro, así que Agustín decidió diversificar un poco el dinero: “No lo recuerdo exactamente, pero creo que le metí 20 o 30 euros en partidos de fútbol y el resto me lo jugué al póquer, ya que juego desde hace muchos años y se me da muy bien”.

Y la jugada le salió bien: “Al mes y pico le di algo más de 200 euros. Rara vez tengo un retorno del doble en un mes, ¿eh? Pero mira, esa vez tuve suerte y era por ayudar a un amigo”, nos cuenta.

A partir de entonces, el número de 'clientes' aumentó entre su pandilla de amigos. A excepción de su amigo en apuros, el resto pasaron a pagar una comisión: “Muchas risas y mucho colegueo, sí, pero cuando todos se pusieron a darme dinero, hubo que poner algunas normas. Sin darme cuenta, ya estaba 'profesionalizando' aquello”.

Tres opciones: apostar, jugar o apostar y jugar

Entre los primeros amigos y conocidos, Agustín llegó a encontrarse a comienzos de 2013 con algo menos de 10 clientes, que le pagaban no solo en función del dinero apostado, sino también en función de lo que necesitaran de él.

Había tres opciones diferentes: “Podían decirme que metiera un dinero concreto a una apuesta concreta y yo me encargaba de hacerlo, básicamente lo que hace cualquier corredor de apuestas, y yo les cobraba un 10% de comisión sobre el dinero que me dieran. La segunda opción era apostar dinero por mi victoria cuando jugase al póquer, y aquí dependía: si perdía, me quedaba con un 5% de lo que me hubiesen dado; si ganaba, con un 20% de la suma del dinero que me habían dado y el que habían ganado”.

La tercera apuesta era el todo por el todo: “Me daban equis dinero y yo decidía todo: dónde lo metía, si apostaba, si jugaba, si lo dividía en varias cosas... Me daban el dinero y yo me encargaba de todo lo demás. Aquí si perdía me quedaba el 10% de lo que me diesen; si ganaba, íbamos a medias, al 50%”.

30 clientes... y 40.000 euros en movimiento

Con el tiempo, lo que para Agustín empezó siendo un mero entretenimiento ha acabado siendo no solo una profesión, sino también una forma de vida más que rentable.

Gracias al boca a boca me he hecho medio famoso entre un círculo de gente y ahora mismo gestiono cerca de 30 clientes cada mes, más o menos. Al principio todos empiezan simplemente apostando, pero la mayoría acaba pasando a apostar directamente a mis partidas de póquer. Los que ya me conocen o llevan tiempo conmigo suelen pasarse a la fórmula de darme su dinero y que yo lo gestione como vea, pero por ahora son mayoría los que prefieren 'jugar conmigo' al póquer”, asegura.

Y entre unos y otros, ¿de qué cantidad de movimientos estamos hablando? “Cada mes, aproximadamente, unos 40.000 euros. Hay épocas más fuertes, sobre todo Navidad. Entonces me echa un cable mi mujer, que también es una 'crack' apostando, y podemos mover cerca de 60.000 euros de unos 40-45 clientes. Pero lo normal son unos 30.000”.

3.500 euros al mes por dos horas diarias

La gestión de todo esto no es sencilla, pero aun así es rápida: “El 90% lo gestiono a través de WhatsApp: me mandan un mensaje por la aplicación, me envían el dinero por PayPal o transferencia, confirmamos todo y empezamos. Los que apuestan más dinero suelen preferir un documento de Google Drive para tenerlo todo más organizado, pero la mayoría lo gestiono desde WhatsApp”.

Agustín dirige su propia empresa, pero su verdadero sueldo sale de la correduría de apuestas 'online'. Sin embargo, la siguiente pregunta del millón también está clara: ¿cuánto tiempo de su vida dedica Agustín a estas tareas? “Unas dos horas al día, ¿eh? Te mentiría si te dijera que más. Lo malo es que el volumen siempre sube durante el fin de semana, con lo que apenas desconectas, pero no me puedo quejar”.

De este modo, se reparte el trabajo a la perfección: “Entre semana, me dedico a mi 'startup' y un poquito a las apuestas, pero en mi empresa hace tiempo que me quité el sueldo: con esto tengo más que de sobra”.

Llegados a este punto, Agustín nos sorprende con un punto que, de manera apriorística y precipitada, imaginábamos radicalmente distinto: “Que yo esto lo declaro, ¿eh? No gano ni un solo euro en negro. Si alguien se piensa que puede apostar mucho dinero en internet y que Hacienda no le pille, va listo... Si son cuatro duros, quizá no, pero en cuanto asome un poco la cabeza, le pillan seguro”, asegura.

En cualquier caso, no se pone el miedo como motivo para declarar: “Yo lo he declarado todo siempre, incluso cuando ganaba cuatro duros. Si ya lo declaraba cuando ganaba un sobresueldo pequeño, ¿por qué no voy a hacerlo ahora, que vivo de ello?”.

Para explicarse, recurre a la ironía: “No declarar el dinero que ganas puede ser muy bonito cuando eres un chavalín al que le da igual todo, pero cuando tienes 38 años, estás casado, quieres formar una familia... Lo de no declarar es una estupidez. ¿Gano equis dinero? Pues lo declaro, me gano la vida con ello, el Estado se lleva lo suyo y todos contentos”, sentencia.

Y lo remata: “Algunos se creen que lo que hay en internet no existe, no se cuenta, no hace falta que se declare, y así van por la vida. Cuando no tengan pensión, habrá que recordárselo”.

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