Una enfermedad tan grave como silenciosa

Una enfermedad tan grave como silenciosa

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Cientos de personas están infectadas a día de hoy por el virus de la hepatitis en La Rioja, pero más de la mitad de ellas aún no lo sabe, por tratarse de una enfermedad asistemática o que apenas se notan efectos en su estadio inicial. Una persona puede sufrir esta enfermedad sin saber que está infectada. Si no es detectada a tiempo puede ocasionar cirrosis o cáncer de hígado, pero tratada a tiempo se puede curar.

El 28 de julio se conmemora el Día Mundial de las Hepatitis Virales. La OMS hará un llamamiento a que los políticos, los profesionales sanitarios y la población descubran la enfermedad bajo el lema “conozcan las hepatitis y actúen ya”.

Esta enfermedad se ha convertido en la séptima causa de muerte y discapacidad en nuestros país. La hepatitis puede ser debida a la presencia de microorganismos, especialmente virus, de los que ya se han aislado cincos (A, B, C, D y E), o causada por tóxicos, entre los que se encuentran el alcohol, algunos fármacos, y numerosos pesticidas y abonos.

La falta de conciencia tanto a nivel comunitario como a nivel individual es una de las principales razones de la perpetuación de esta carga global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a actuar con firmeza para mejorar el conocimiento sobre esta enfermedad y para aumentar el acceso a las pruebas de detección y al tratamiento. Actualmente, solo una de cada 20 personas que han contraído una hepatitis vírica sabe que están infectadas y solo se trata a una de cada 100 personas que la padecen.

En el mundo hay 400 millones de personas infectadas por el virus de la hepatitis B o de la hepatitis C, una cifra más de 10 veces superior a los infectados por el VIH. Se calcula que en 2013 fallecieron 1,45 millones de personas a causa de estas infecciones, frente a menos de un millón en 1990.

OBJETIVOS PARA EL FUTURO

Fueron 194 gobiernos los que aprobaron la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas y acordaron las primeras metas mundiales a este respecto en la Asamblea Mundial de la Salud celebrada el pasado mes de mayo. Una de os objetivos es tratar a 8 millones de personas que sufren hepatitis B o C de aquí a 2020. El objetivo a largo plazo, partiendo de las cifras de 2016, es reducir en un 90% la incidencia de las hepatitis víricas y en un 65% la mortalidad por estas enfermedades de aquí a 2030.

Hoy en día, ya existen vacunas y tratamientos eficaces contra la hepatitis B y, aunque todavía no se ha desarrollado una vacuna para la hepatitis C, en los últimos años se ha progresado enormemente en el tratamiento de esta infección. Gracias a la introducción del tratamiento oral con antivíricos de acción directa se podría curar a más de 90% de los pacientes en 2 o 3 meses. Sin embargo las políticas, los reglamentos y los precios de los medicamentos hacen que estos estén en muchos países fuera del alcance de la mayoría de los afectados.

El Dr. Gottfried Hirnschall, Director en la OMS del Departamento de VIH/SIDA y del Programa Mundial contra la Hepatitis opina que “debemos actuar ahora para evitar que las hepatitis se sigan cobrando vidas innecesariamente. Para ello, es preciso dar acceso rápidamente a esos servicios y medicamentos a todas las personas que los necesiten”.

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