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“Puede haber algún defecto en el CCR, pero no para motivar el cierre”

"Puede haber algún defecto en el CCR, pero no para motivar el cierre"

Rioja2

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Fue una de las obras estrella del bipartito PSOE-PR, pero su esperado papel como elemento dinamizador del Casco Antiguo se ha ido diluyendo con el tiempo. Pese a que se inauguró en 2011, no fue hasta 2013 cuando se puso en marcha y no ha sido hasta hace un año cuando el Centro de la Cultura del Rioja ha abierto sus puertas de forma continuada. Y ahora llega un nuevo parón, con el anuncio de su cierre para solucionar problemas de goteras. El arquitecto responsable de la obra, Jesús Marino Pascual, asiste “perplejo” a este devenir de los acontecimientos.

“No salgo de mi asombro, este edificio se construyó muy bien y podría haber algún defecto, pero no para motivar su cierre”, asegura a Rioja2. El problema, para este prestigioso arquitecto, reside en la necesidad de haber realizado periódicamente labores de mantenimiento y en que el uso para el que fue destinado no es el mismo que el uso actual.

El CCR es un ser con sus vasos y sus circuitos que hay que mantener. Estaba preparado para funcionar a pleno rendimiento, para estar abierto regularmente”, ha explicado Marino Pascual, quien duda “de la labor de mantenimiento realizada”. Y es que la cubierta, que ahora será reparada, es “algo muy delicado, que hay que cuidar mucho y mantener muy bien” .

Como ha recordado para Rioja2, esta cubierta es el techo de una plaza a la que se accede desde tres calles: Rúa Vieja, Mercaderes y Marqués de San Nicolás. La idea era “crear una gran plaza pública, en la que se pueda estar tanto en verano como en invierno, como en una gran terraza”. Para ello, se construyó un techo de lona, que funciona como lucernario de día y pantalla de proyección nocturna. Es una cubierta acristalada, que “tiene sus exigencias a la hora de ser mantenida”.

Esta parte fue construida “con un mimo exquisito. Sabíamos lo que teníamos entre manos y trabajamos con gran cuidado”, ha detallado. No en vano, trabajaron junto a él tres arquitectos, dos aparejadores y dos ingenieros industriales, que levantaron actas de todo el proceso cada semana. Además, Marino Pascual asegura que ha brindado su colaboración al Ayuntamiento “desde el primer momento” para facilitarles las labores de mantenimiento una vez finalizadas las obras. Pero cuatro años después, el CCR vuelve a cerrar sus puertas 'sine die'.

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