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“El que pone carteles prohibiendo las despedidas se equivoca”

"El que pone carteles prohibiendo las despedidas se equivoca"

Rioja2

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Los hosteleros advierten de la masificación de las despedidas en la Laurel, el PSOE pide más presencia policial...¿Es para tanto? ¿Las despedidas de soltero son un problema real para la ciudad? Las empresas que se dedican a organizar estos eventos lo niegan. “Las despedidas dan mucho dinero y la mayoría es gente sana”, asegura Maite González, de Mas que una despedida.

González rechaza que los participantes en estas despedidas tenga conductas incívicas. “Beben, chillan, bailan...lo normal. No por estar en una despedida, te vuelves salvaje”. Las ventajas, por el contrario, son innumerables: “Que se lo pregunten a los bares de la Plaza del Mercado o de la Mayor, que viven gracias a estos eventos, o a los alojamientos, donde no hay habitaciones durante la temporada alta”.

Cada fin de semana, según sus cálculos, hay unas 100 o 120 despedidas, lo que supone más de 1.000 personas, que gastan unos 120 euros. Además, la media de edad de los que llegan es de 35-40 años, y, si le ha gustado Logroño, vuelven después con su familia. Todo son, por tanto, beneficios: “¡Qué ciudad no querría tener más turismo!”.

LAS EMPRESAS NO OFRECEN LA LAUREL

González no se siente responsable de la situación que se vive cada sábado en La Laurel, porque su empresa no ofrece esa ruta. “Libremente pueden ir a esta calle, pero yo no lo fomento y les recomiendo, si quieren pasarse por allí, ir el domingo al vermú y no por la noche”. También niega que su empresa, ni el resto de las que se dedican a estos eventos, contraten charangas para acompañar a las despedidas“.

“Los hosteleros piensan que fomentamos eso y no es así”, lamenta. De hecho, Más que una despedida no entiende la polémica. “No se puede pretender que dejen dinero en Logroño, pero que no se metan en la calle Laurel. No se puede querer todo”.

Es más, González cree que “el que pone cartel para no servir a las despedidas se equivoca” y es “muy triste” haber llegado a ese punto. Esta medida tiene, además, un efecto disuasorio. “Cada vez hay más gente que pregunta si en Logroño hay problemas y que deciden ir a otras ciudades de moda sin menos trabas como Gijón. Están ahuyentando a esa gente”, zanja.

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