Localizada una cepa de araña roja dañina para el viñedo

Localizada una cepa de araña roja dañina para el viñedo

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Un grupo de investigación internacional localiza una cepa de la araña roja dañina para el viñedo y, a través del estudio de su genoma, busca la forma de prevenir esta plaga. En una nota informativa, la Universidad de La Rioja, ha señalado que es muy pequeña, pero “es una plaga que en todo el mundo provoca daños en las cosechas cuyos efectos pueden reducir entre un 10 por ciento y un cien por cien, la producción del cultivo afectado”. Su control mediante plaguicidas químicos a nivel mundial está valorado en más de 1.000 millones de euros al año.

La araña roja, conocida en el mundo científico como Tetranychus urticae, es noticia porque podría estar dando el salto al viñedo. Esta plaga “es omnívora y puede alimentarse de más de 1.100 especies de plantas”. Tradicionalmente ha extraído los nutrientes que necesita de las hojas de plantas hortícolas como el tomate, las judías, los pepinos y los pimientos, cultivos extensivos como el maíz o la soja, o los frutales.

Investigadores del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (Gobierno de La Rioja, Universidad de La Rioja, CSIC) y de las universidades de La Rioja, Western Ontario (Canadá), Gante (Bélgica) y Ámsterdam (Holanda) dan cuenta en la revista BMC Genomics del hallazgo en viñedos de Murcia de una nueva cepa de este ácaro que ataca a las hojas de la vid.

Nuevos cultivos

Esta nueva cepa de la araña roja tiene capacidad para adaptarse a nuevos cultivos como el viñedo, donde hasta ahora sólo se localizaba de forma marginal, bien porque la vid no era atractiva para la plaga o porque lograba defenderse ante su llegada.

Lo que se propone este grupo internacional de investigadores es estudiar el cambio de interacción entre el ácaro y la vid a nivel genómico, aplicando herramientas que solo se pueden utilizar porque se dispone de la secuencia completa tanto del genoma de la planta como del de la araña roja.

Entre los investigadores de este grupo se encuentra Miodrag Grbic que, en 2011, lideró el equipo responsable de la secuencia completa del genoma de la araña roja. “Al nutrirse de la hoja de la vid, la planta no puede hacer bien la fotosíntesis y esto puede afectar a la producción y rendimiento y, en definitiva, a la calidad del vino”.

Este estudio permitirá determinar de qué forma esta cepa de araña roja de Murcia se ha convertido en una “plaga agresiva que puede producir defoliación completa de la planta”. La araña roja es además una plaga con una capacidad sorprendente para desarrollar resistencia contra los nuevos plaguicidas en períodos de 2 a 4 años.

En el estudio se ha aislado una de estas poblaciones (o cepas) que estaba parasitando la vid en Murcia y se ha estudiado su capacidad de parasitar la vid en comparación con la capacidad que muestra una población de la misma especies cultivada en el laboratorio y que normalmente parasita leguminosas. Los resultados muestran que la procedente de la vid es capaz de parasitar la vid a pesar de la respuesta a nivel de expresión génica que desata en las plantas parasitadas.

El trabajo demuestra que las dos cepas o poblaciones de Tetranychus urticae provocan cambios de expresión en la vid y que estos son más intensos en el caso de la cepa de Murcia. A pesar de esta respuesta de la planta, el ácaro se establece y acaba matando las hojas que parasita.

Tetranychus urticae es una especie que se reproduce muy rápidamente y alcanza un gran número de individuos lo que motiva que puedan seleccionarse mutaciones de resistencia a plaguicidas o también cambios que les permitan atacar nuevas especies ampliando su espectro de parasitismo.

En este caso, este cambio se está produciendo y es posible que esta nueva línea que parasita vid se vaya extendiendo por el viñedo, quizás también de la mano del cambio climático.

José Miguel Martínez Zapater, director del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), indica que “el hallazgo de esta nueva cepa de la araña roja representa una oportunidad para conocer qué tipo de cambios tienen que darse en la plaga para que pueda parasitar la vid, es decir, qué mecanismos de interacción se ven afectados. A partir de esa información -concluye- se podrían desarrollar nuevas estrategias de protección del viñedo”.

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