Izal desembarca en Logroño y promete un concierto “lleno de energía”

Izal desembarca en Logroño y promete un concierto "lleno de energía"

Rioja2

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Es uno de los platos fuertes de Actual este año. Izal es el grupo de moda y no hay festival por el que no haya pasado como cabeza de cartel en los dos últimos años. Este quinteto madrileño llega ahora a Logroño con su tercer disco: Copacabana, su álbum más ecléctico. Su vocalista y compositor, Mikel, promete una noche llena de energía y buen rollo.

Es vuestra primera vez en Logroño. ¿Venís con ganas?

Siempre estamos con ganas de tocar y nos encanta hacerlo en una ciudad virgen para nosotros. Además, estuve en la presentación de Actual en Madrid y me sorprendió la longevidad del festival y los artistazos que vienen. Es un orgullo para nosotros tocar junto a Second, un grupo amigo, y junto a un colega como Xoel López. También me llamó la atención que es un festival con financiación pública, lo que habla muy bien de la gestión cultural de aquí. Siempre es un gustazo que se promueva la música en directo, ojalá tomen nota otras instituciones.

¿Qué se va a encontrar el público logroñés en vuestro concierto?

Logísticamente, no es lo mismo un concierto de gira que de festival, en el que tienes que tocar con otros grupos, pero queremos que este concierto sea un fiel reflejo de lo que se encuentran en la gira. Tocaremos temas de nuestro último disco, Copacabana, pero también de todos los trabajos, para que nadie se quede con ganas de oír ningún tema. Habrá mucha energía porque es una de nuestras características, no sólo nuestra sino también del público, que es un músico más. La intensidad en el patio de butacas es tremenda y, ante todo, queremos que se lo pasen muy bien. En nuestros conciertos hay un poco de todo, hay momentos de frenesí en los que se respira mucha intensidad y otros temas como 'La piedra invisible' más pausados.

¿Supone vuestro último disco una evolución? ¿En qué habéis arriesgado?

Intentamos arriesgar en cada tema. Siempre que compongo tengo que visitar lugares musicales que nunca haya explorado antes y lo mismo el resto del grupo con los arreglos. Además, tenemos dos productores ajenos al grupo que han aportado mucho. Nuestro sonido antes era más cristalino y ahora hemos jugado a la distorsión, lo hemos retorcido mucho más que en discos anteriores y le hemos perdido el miedo a la electrónica. El disco sigue siendo muy Izal, aunque hay más partes instrumentales e incluso partes recitadas.

En pocos años, habéis pasado de autogestionaros a estar en primera línea del panorama musical y llenar el Palacio de los Deportes de Madrid con 12.000 personas. ¿Da vértigo?

No, da alegría. El vértigo lo pasamos cuando no teníamos dinero para pagar el disco y teníamos que trabajar en otros sitios o cuando tuvimos que dejar esos empleos pero la música no nos daba de comer. sto, en cambio, es una maravilla, no da ningun vértigo sino que anima a trabajar más duro. Ahora toda nuestra vida está dedicada a la música, nos hemos profesionalizado.

Tú trabajaste como ingeniero de Telecomunicaciones y lo dejaste por la música. ¿te has arrepentido alguna vez?

Cuando lo dejé, mis padres lo sufrieron mucho porque dejaba la seguridad de un trabajo estable y una carrera que me costó mis años sacarme. Me dí tres años para vivir de la música y si no salía, volvía a trabajar. Mi pasión no es la ingeniería y dedicarte a tu pasión es la mejor vida que puedes vivir. Sí que ha habido noches con esa sensación de 'qué estoy haciendo' o de pensar que volver a la ingeniería era un plan que tampoco era tan sencillo porque habría que justificar haber estado tres años sin trabajar.

¿Echais de menos tocar en garitos pequeños, donde hay un contacto más cercano con el público?

Para eso siempre hay tiempo, ahora hay que aprovechar el momento magnífico porque nunca sabes si tendrás la oportunidad de llenar lugares grandes de nuevo. Es verdad que los lugares pequeños tienen un encanto especial, pero tener en el Palacio de los Deportes a 12.000 tíos cantando las canciones tuvo una energía demoledora y loca y es algo que nos encantó vivir. Con Copacabana tenemos una logística enorme, hemos invertido mucho en mejorar el show y necesitamos escenarios lo suficientemente grandes para exprimir eso, aunque a veces también nos damos el capricho de visitar salas pequeñas.

Tenéis público de todas las edades.

Eso es una pasada. Es curiosísimo ese fenómeno, es una de las claves de que las cosas nos vayan como nos van. En un concierto, si vas de las primeras filas al fondo va cambiando y te encuentras a mucha gente de mi edad (33 años), pero también a mayores y a parejas de 40 años con su hijo de 6 años al que también le gusta nuestra música. Hay canciones que cubren todas las edades, aunque tenemos la fortuna de componer para nosotros. Yo nunca pienso en a quién le va a gustar esa canción.

¿Da pudor escribir sobre tus propias experiencias o es catártico?

Mi forma de escribir esconde mis cartas, no me llego a mostrar del todo. Es la forma en la que me sale escribir, todo tiene sentido para mí, que es lo importante. No me gustan las canciones muy literales, escuchar un te quiero en una canción me chirría porque me da la sensación de que eso se puede decir de otras maneras. Esta forma de componer hace que las canciones sean maleables e interpretables y me encanta que la gente me cuente las historietas que se montan en la cabeza, que reinterpreten las canciones y las asocien a sentimientos suyos. Es un honor que una canción nuestra ponga banda sonora a la vida de la gente.

En los últimos años hay un nuevo escenario musical con grupos que no salen en la televisión y no son tan comerciales, pero tienen una acogida masiva. ¿El público demandaba grupos así?

Internet ha supuesto un cambio vital en los últimos años. Las nuevas generaciones no ven la tele, se pasan el día en Internet y las redes sociales y ese boca a boca digital ha sustituido a las viejas radiofórmulas. Nosotros hemos crecido en las plataformas digitales, like a like, seguidor a seguidor, y también otros grupos como Vetusta Morla o Love of Lesbian, que han abierto ese camino. Hay mucho margen de crecimiento y es muy sano democratizar el panorama musical. Hace 20 años, nosotros no nos habríamos dedicado a la música porque que un señor de una discográfica hubiera apostado por nosotros era poco probable. Ahora, con Internet, todo el mundo enseña su trabajo y es el público el que hace rodar la bola de nieve o no. Estoy muy contento de que esto suceda. Las radiofórmulas seguirán existiendo pero ahora se ha reactivado la música en directo y en el directo no hay trampa ni cartón. Ahora incluso la gente planifica sus vacaciones en función de los festivales.

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