Sólo tres de cada siete becarios ganan lo suficiente para poder cubrir sus gastos básicos

España es el segundo país con más becarios de la OCDE, solo por detrás de Eslovenia. Además, según la propia organización, los becarios españoles son los peores pagados, por detrás de países como Polonia, Hungría o Grecia. Tan solo el 29% recibe una contribución que les permita cubrir los gastos básicos del día a día.

Los datos del estudio, denominado ‘Juventud, habilidades y empleabilidad 2015’, afirman que solamente algo más de cuatro de cada diez jóvenes que realizan prácticas profesionales reciben una compensación, mientras que un 58% no lo hace.

Dentro de los contratos de prácticas hay dos modelos a diferenciar. Por un lado están los alumnos que aún forman parte de la universidad, cuyas prácticas están gestionadas por la universidad y en las que la empresa no tiene ninguna obligación contractual ni económica. El convenio tiene una duración de tres o cuatro meses aproximadamente.

Sin embargo, los contratos en prácticas en los que el becario ya ha terminado su formación sí requieren una retribución económica y un contrato laboral con alta en la seguridad social. La duración de estos contratos es de mínimo seis meses y máximo dos años.

Pero en ocasiones la retribución no es suficiente para tener una vida digna. Siete de cada diez becarios no puede hacer frente a los gastos básicos como el trasporte, la vivienda o la alimentación. La cifra de los que sí lo consiguen, un 29%, coloca a España en el último puesto de la organización frente a Irlanda, cabeza de lista, donde un 75% tiene un salario suficiente para ello.

La OCDE reconoce que este tipo de contratos pueden ser beneficiosos tanto para los becados como para las empresas, pero también alerta del abuso de este modelo que están cometiendo países como España o Italia.

“En mi empresa era un trabajador más, durante los dos primeros días me explicaron en que iba a consistir mi trabajo y no tuve ningún tutor o algo por el estilo”, cuenta A.M. un joven que, según explica, realizaba en sus prácticas universitarias la misma labor que otros trabajadores sin tener retribución alguna. “No pude aprovechar mi periodo de prácticas porque hacía el mismo trabajo día tras día”.

Aunque el objetivo de las prácticas no sea conseguir un puesto en la empresa en la que se realizan, un 33% los becarios reciben una oferta laboral. “En principio veo difícil tener un contrato después de las prácticas porque están todos los puestos cubiertos, pero el año pasado llamaron a un chico que había hecho allí las prácticas. Nunca se sabe”, explica Marta Jiménez, que está de prácticas actualmente en una empresa riojana. “De momento estoy muy contenta, es una experiencia laboral más para completar mi curriculum” .