Calidad y desequilibrio para el UD Logroñés

Calidad y desequilibrio para el UD Logroñés

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Calidad, gol, asistencias, desequilibrio, velocidad, pase, desborde... Ahí van algunas de las habilidades que presenta el último fichaje del UD Logroñés, Álvaro González. El futbolista (Huelva, 8 de diciembre de 1992) estaba libre después de haber militado las dos últimas temporadas en el Betis B. Precisamente con esa camiseta visitó tierras riojanas durante la campaña 2013/14 para disputar la fase de ascenso a Segunda B contra el Anguiano en Isla, donde salió a falta de 25 minutos. Formado en el Huelva, club con el que no llegó a debutar en el primer equipo, por lo que estuvo cedido primero en el San Roque de Lepe (2011/13) y durante unos meses en el Alcoyano (2013).

Si ya resultó un jugador determinante para que el filial bético lograra el ascenso a la división de bronce, a lo largo de los últimos meses ha sido una de las piezas más valoradas en el equipo que ha entrenado Javier Merino para lograr la permanencia con cierta holgura, jugando en 36 citas, marcando 8 goles y repartiendo más de una docena de asistencias; quizá una de sus virtudes. No en vano, era un hombre altamente cotizado este verano, ya que el Racing de Santander ha estado detrás de sus servicios, aunque finalmente ha diso el conjunto riojano el que ha concretado su fichaje.

Con la presencia de Álvaro González, la UDL adquiere a un polivalente jugador que apunta a ser un hombre importante en el ataque blanquirrojo y que puede desempeñar funciones tanto como de extremo como por detrás del delantero. Competencia para Íker Alegre, Joel Valencia, Titi o Pere Milla que debería entenderse como un complemento más al servicio de un bloque que este domindo comienza la liga.

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