El horizonte de Las Caletillas ya luce sin una de las chimeneas de la central térmica tras seis meses de demolición

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

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El ‘skyline’ de Las Caletillas, en el municipio de Candelaria (Tenerife), luce diferente desde hace apenas una semana con la desaparición total de una de las dos chimeneas de la central térmica. En este novedoso proyecto han sido necesarios seis meses de trabajo intenso, la actuación de nueve operarios con un perfil muy determinado especializado en la ejecución de trabajos en altura, la incorporación de dos robots diseñados para derruir el duro hormigón de una chimenea térmica y la instalación de un ascensor que cada día empleaba entre 25 y 30 minutos para trasladar a los operarios hasta la cota más elevada de la chimenea 76,5 metros de altura y el mismo tiempo en la operación de descenso, informa Endesa.

Endesa procedió, a través de la UTE Afesa-Nervión que resultó adjudicataria de la obra, a la demolición gradual de esta obra de ingeniería que se alzaba sobre el cielo tinerfeño desde 1973 y que dejó de estar en servicio, junto a su gemela de la misma altura, el 3 de octubre de 2010. Además, en el proyecto también participó el personal de la central térmica en la isla de Tenerife y el departamento de Ingeniería y Construcción de Endesa Generación. Estos trabajos se encuadran en los planes de descarbonización y Transición Energética que Endesa ha trazado para Canarias. Por lo que el desmantelamiento de la primera chimenea en la central térmica de Candelaria constituye todo un símbolo hacia una concepción energética más respetuosa con el medio ambiente.

El proyecto de desmantelamiento de una de las chimeneas gemelas de la central térmica de Candelaria implicaba también el desmontaje y retirada de material de los grupos de vapor 3 y 4, ambos fuera de servicio desde hace algún tiempo después de una vida útil de 487.770 horas. A ello se suma la retirada de los grupos de vapor 1 y 2, fuera de servicio desde hace años y con una vida útil similar a los anteriores.

En este sentido, Daniel Ruiz Calle, jefe de proyectos térmicos de Endesa Generación, destaca lo compleja que ha resultado la operación realizada en la central térmica de Candelaria, “sin precedentes en Canarias y ejecutada por Afesa-Nervión como contratista principal. En los trabajos de retirada de escombros, desmantelamiento de los grupos de vapor y otras actuaciones de distinta naturaleza se ha optado por la contratación de un ochenta por ciento de personal local, con la idea siempre de generar empleo en las zonas donde radican las centrales térmicas”.

Para Endesa en Canarias supuso todo un reto el desmantelamiento de una chimenea de 76,5 metros, con un diámetro en la base de once metros y medio y en la coronación de seis metros y medio. Las obras en esta fase han generado 400 toneladas de hormigón, de los que 300 toneladas han sido extraídas mediante la ayuda de dos robots utilizados por primera vez en Canarias y que permanecían instalados sobre una plataforma en la que también operaba personal especializado. Para la demolición de los últimos diez metros se utilizó una retroexcavadora desde el suelo.

El desmantelamiento se inició desde la cota más elevada de la chimenea situada a 76,5 metros de altura. Para acceder a la misma se instaló un ascensor que cada día trasladaba a los seis operarios que permanecían hasta el final de la jornada sobre la plataforma. Los trabajos estaban organizados por turnos. En este proyecto intervinieron por primera vez dos robots de tecnología puntera tipo Brokk 110 provistos de martillo demoledor y cizalla. Cada una de estas máquinas mide con los brazos totalmente desplegados 1,85 metros de largo, 1,15 metros de alto, 0,78 metros de ancho y cada robots pesa 990 kilogramos.

Por su parte, el peso del ascensor instalado para la ocasión asciende a 2,5 toneladas y se utilizaba para el traslado de la maquinaria y de los operarios. En la operación de ascenso de los trabajadores hasta la cota más alta de la chimenea se tardaba entre 25 y 30 minutos, así como el mismo tiempo en el descenso. Para permitir el acceso a la plataforma, que pesa casi 10 toneladas, se montaron dos rieles en las dos caras opuestas de la chimenea.

Según Daniel Ruiz, en la primera fase del desmantelamiento que incluye el vaciado interior de la chimenea, se procedió “a la retirada del ladrillo refractario interior, las uniones y las ménsulas de apoyo de las mismas con plataformas interiores. Una vez concluido este proceso, se izó la plataforma donde durante tres meses, los dos robots han ido colapsando la estructura del fuste y picando el hormigón a un ritmo medio de tres metros diarios, alcanzando algunos extraordinarios picos de hasta cinco metros al día”. A medida que los robots avanzaban en la demolición bajaba la cota y esto implicaba una maniobra de descenso progresivo de la plataforma, un proceso que suponía entre dos y tres horas de trabajo.

En el derribo de la chimenea en altura han trabajado una media de nueve operarios, a los que se suma el personal destinado a la retirada en el suelo de escombros y ferralla, así como los responsables de los estudios previos y de la dirección de obra. Todo el personal contratado ha sido de alta especialización y experiencia en este tipo de operaciones. La plataforma se ajustaba al diámetro de la chimenea mediante un sistema deslizante siendo más estrecha en el punto más alto con 6, 5 metros y se iba ensanchando hacia su base hasta alcanzar los 11,5 metros. 

El reto de la climatología

Las obras de desmantelamiento de la chimenea necesitaron de una zona de seguridad vallada a la que nadie accedía mientras duraban los trabajos en la plataforma. La normativa para la protección de la seguridad y la salud en la construcción de torres y chimeneas establece un radio vallado con acceso restringido de 18 metros. Según Daniel Ruiz, “Endesa ha sido muy cuidadosa con este extremo y ha incrementado el perímetro de seguridad hasta los 34 metros, casi el doble de lo que contempla la normativa”.

La climatología es un factor determinante cuando se trabaja en altura, puesto que por seguridad hay que suspender las obras ante cualquier variación adversa meteorológica. Para ello, se realizaba una lectura continua del principal enemigo, el viento, a través del anemómetro instalado en la propia plataforma. “Con vientos superiores a los once metros por segundo hay que suspender los trabajos por razones de seguridad. Otro de los fenómenos climatológicos que obligan a la paralización de los trabajos son las lluvias intensas, las olas de calor o la intensa calima. En estos tres meses se perdieron diez jornadas laborales por estos incidentes climatológicos adversos”, explica Daniel Ruiz, el jefe del proyecto en Ingeniería y Construcción. 

Reciclaje del 94 por ciento del material

El desmontaje de los grupos de vapor 1, 2, 3 y 4 de la central térmica de Candelaria, así como el desmantelamiento de la propia chimenea, llevó aparejada la gestión y tratamiento de miles de toneladas de residuos de distinta naturaleza.  La inmensa mayoría de estos materiales han sido trasladados vía marítima fuera de Canarias para ser convertidos de nuevo en materia prima reciclada en plantas situadas en Europa. El 94 por ciento del material extraído de la chimenea de Candelaria tendrá una segunda vida mediante el reciclaje.

La obra ha permitido extraer 1.626,58 toneladas de hierro y acero, 14,26 toneladas de aluminio, 3,64 toneladas de cobre, 1.164,80 toneladas de hormigón, 52,64 toneladas de material de aislamiento, 10,94 toneladas de cables y 180 toneladas en equipos eléctricos. En total se ha alcanzado la elevada cifra de 3.052,86 toneladas de material obtenido del proceso de desmantelamiento.

El hormigón supone uno de los mayores volúmenes, con 1.164 toneladas, de los que 400 corresponden a la chimenea. Pero no todo ha sido hormigón, también el encofrado de la chimenea ha generado unas trece toneladas de acero. Para Daniel Ruiz, “la gestión de todo este material es una de las cuestiones donde Endesa aplica los controles más escrupulosos, segregando y separando los materiales bajo el denominado código LER (Lista Europea de Residuos)”.

La central térmica de Candelaria es historia de la isla de Tenerife, unida al desarrollo económico y social durante décadas con sus cuatro grupos de fuel-oil, tres turbinas de gas y tres diésel. Los cuatro grupos de vapor, ya desmantelados, generaban 40 MW de potencia cada uno. Los dos primeros entraron en funcionamiento en 1975, mientras el tres y el cuatro lo hicieron, respectivamente, en 1979 y 1984.

El primer grupo de turbina de gas, con 37,5 MW de potencia, inició su funcionamiento en 1988. El segundo, con la misma potencia que el anterior, se conectó a la red un año después, en 1989. Ambos sustituyeron a dos equipos anteriores. Permanece operativo en producción un tercer grupo de gasóleo de 17,2 MW que opera desde 1972. Los tres grupos diésel de la central, ya parados, proporcionaban una potencia de 12MW cada uno y su entrada en producción se produjo entre 1972 y 1973.

Sobre Endesa

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