Renovarse para ser competitivo

Renovarse para ser competitivo

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“Nos queda mucho para estar a la altura de los mejores”. Roberto Quílez ya sabía que no llegaba al Alfaro con la obligación de pelear por el liderato. “Nuestra meta y la del club era luchar hasta el final, trabajar con los recursos que tenemos y plantar cara ante todos los rivales”. Por eso, más allá de la clasificación, 7º con 56 puntos a 10 de la cuarta posición -cierto que con un partido menos-, “estamos contentos con la labor realizada”. En este sentido, reconoce que “los puntos que perdimos al comienzo de temporada están siendo los que nos han impedido estar más arriba”.

El preparador de Ágreda (Soria) indica que “los meses de junio y julio fueron muy intensos para formar un equipo de la nada. Cuando vine no había jugadores, el presupuesto es el que es y las pretensiones del Alfaro, lógico, eran grandes. Pero desde el club han sabido lo que había desde el comienzo y eso siempre da mucha confianza”. Para ello, hubo que buscar jugadores que aceptaran el reto de poder bajar un escalón en la tabla pero sin que la competitividad decayera. “Fue difícil porque la calidad se paga y este Alfaro no está en condiciones de derrochar. La historia pesa, pero la realidad es la que es”. Por suerte, hubo futbolistas que renovaron, caso de Cabrera, Iván Sastre o Joseba pero no era suficiente.

“Me traje a varios jugadores y como David Royo estaba con nosotros y a su hermano Rubén no le había salido nada, se quedó en el equipo. La verdad es que nos daba mucho en ataque. En invierno le salió la oportunidad de irse al Sariñena y aunque pudimos convencer a Zardoya -futbolista de rgan calidad pero que llevaba 15 meses sin continuidad tras una lesión de rodilla-, fue casi un cambio de cromos”. Pese a contar con pocos efectivos, entorno a 18, el club ha sabido gestionar sus recursos para establecerse ahí, a un paso de los mejores, a la expectativa. Y eso no es fácil de asimilar.

Con 6 victorias consecuitvas, hubieran sido 7 de no haber mediado la derrota en los despachos por alineación indebida frente a La Calzada, los riojabajeños continúan firmes y con intenciones de seguir mejorando. “Nos quedan 9 partidos y 6 de ellos son en La Molineta. Además, tenemos que jugar todavía contra los cuatro primeros”, comenta Quílez. “Estamos a una distancia que nonos permite fallar porque una derrota nos dejaría muy lejos, pero si ganamos podemos engancharnos”. Eso sí, “no nos queda otra que seguir trabajando en esta línea porque somos un equipo que no gana a nadie con soltura, nos lo tenemos que currar”, señala.

De hecho, esta nueva versión del Alfaro no tiene nada que ver con la de las últimas temporadas. “Sé que la gente de aquí está acostumbrada a ver a un equipo local que lleva el mando del partido, que combina, que pisa área rival y domina a sus rivales... pero hay que adaptarse a las circunstancias y trato de buscar el mejor rendimiento para el conjunto”. No es de extrañar que esta temporada los blanquillos exploten su velocidad y los espacios cuando roban en el centro del campo: “Estamos más cómodos porque en la transición tenemos velocidad y calidad”, destaca el técnico de los alfareños.

“En estático, nos cuesta”

Quizá por eso los murmullos son habituales en La Molineta, pese al apoyo dado por la afición, no bajan de los 300 aficionados de media. “Es entendible, un equipo que ha estado en Segunda B y que siempre ha estado con los mejores en Tercera crea unas costumbres y el aficionado quiere ver siempre a su equipo ganando y jugando bien. Pero ahora, como por ejemplo nos pasó ante el colista en casa, no somos ese equipo que arrolla, que gana fácil, nos tenemos que trabajar mucho las victorias. Por eso cuando fallamos ocasiones o el rival nos crea peligro la sensación es de que lo estamos haciendo mal, pero no es así”, comenta Quílez.

El propio entrenador afirma que “a mí me gusta jugar con tres delanteros, pero claro hay ocasiones que parecen más centrocampistas, pero eso te lo marcan las circunstancias del partido”. En esta línea, considera que “el público que acude a La Molineta es sabio y asume que no es una época de bonanzas. Nos sentimos arropados y eso es importante”.

Unión con el Ciudad de Alfaro

En verano hubo conversaciones para que Alfaro y Ciudad de Alfaro defendieran la misma camiseta, pero al final no se alcanó un acuerdo. El equipo pequeño defendía sus intereses y su espíritu de fundación: dar cabida a los jugadores alfareños. Algo entendible cuando el Alfaro militaba en Segunda B y no apostaba por la cantera. Sin embargo, los tiempos han cambiado y la voluntad del club blanquillo es diferente. Roberto Quílez apunta que “me parece bien todo lo que se haga, lo único que lo lógico es pensar en que haya un equipo en cada categoría y no en la misma, para que los que destaquen puedan llegar al equipo superior. Lo que no tiene sentido es que estén los dos en Tercera porque el potencial con uno sería mayor”. En este sentido, “hablé con varios futbolistas del Ciudad de Alfaro para jugar en el Alfaro, pero sólo pude convencer a Rosell”. Pese a tener caminos e intenciones diferentes, Roberto Quílez respeta las decisiones porque “a mí lo que me incumbe es el Alfaro”.

Y en esa misión está, en tratar de llevar lo más alto a los blanquillos. Por el momento, en su debut en la Tercera riojana, pese a su experiencia en los banquillos navarros, no es de esa opinión que dice que el grupo XVI es flojo, “eso se dice porque no se compite con ellos”. Lo cual no quita para que haya diferencias: “En Navarra sí que puede ser más habitual que los de arriba se dejen puntos con los de abajo. Además, en la zona media hay equipos con futbolistas de mucha calidad. Eso sí, aquí en La Rioja los de la arriba sí que marcan diferencias. Sólo hay que ver el número de goles de Calahorra, SD Logroñés, Varea y Haro.”

En una campaña novedosa para Roberto Quílez -que hace 100 kilómetros para cada entrenamiento y partido-, el preparador soriano ha tenido que saber manejarse tanto en verano como en invierno para moverse con destreza. Alberto Narvajas (que militara hace unas temporadas en el UD Logroñés en Segunda B) ha sido el portero habitual, sobre todo, tras la marcha de Villanueva, cedido por el Tudelano. Por si acaso, Chavarri es su recambio.

En la zaga, Unai y Mario han compartido la banda izquierda, mientras que Luis, Joseba -más habitual en la medular- y Álvaro han ejercido en la derecha. En el centro de la defensa, Kike, Cabrera e Iván Sastre, que comenzó la temporada como pivote defensivo, han dado seguridad. En el centro del campo, los citados Joseba e Iván Sastre han dado experiencia a esta parcela. Además, David Ramos, Rosell y Zardoya han aportado el trabajo y la calidad. Como referente, tras la marcha de Rubén Royo, se ha quedado su hermano David, que suele escorarse al costado diestro. Arturo da frescura, mientras que Sauquillo, Moreno e Íñigo, este último desde el flanco izquierdo, dan velocidad y goles al ataque blanquillo.

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