Amaro: “Aquí luchas con gente veterana que buscan otras cosas y que tienen familia”

Antes de empezar la entrevista con Antonio Amaro (Salamanca, 23 de abril de 1992), Sergio Martínez se para para vacilar al centrocampista al verle con un periodista: “Hostia, macho, vaya semanita de galáctico”. Ambos salen del vestuario del Mundial 82 rumbo a casa. El entrenamiento ha terminado y los deberes, por ese día, están hechos. No es la única broma que el joven jugador recibirá. Marc Martínez, al pasar junto a él, se pondrá a hablar en alto como si respondiera el propio guardameta. Pone tono cansado, afeminado, y tira de tópico futbolero: “Pues sí, para mí es muy importante volver a casa...”. Hay buen rollo en el conjunto blanquirrojo y, en efecto, como comenta Martínez, Amaro vuelve a la que fue su casa durante cinco años: Valladolid. Allí, en las frías tierras de Castilla, consiguió un ascenso a Segunda B la temporada pasada, al que contribuyó con ocho goles, que le puso en el punto de mira de equipos como la UD Logroñés.

¿Cómo va la temporada a nivel general y a nivel personal?

El equipo en defensa está muy bien, tenemos una de las mejores de la categoría. Además nos están entrando los goles, así que muy bien. En lo personal, no he jugado todo lo que a mí me gustaría (ha disputado cuatro partidos, con un total de 214 minutos y un gol), pero es normal. Es la primera vez que juego en Segunda B y me tengo que acostumbrar al equipo y al juego. Es normal que me cueste un poco más. Tengo que aprovechar las oportunidades que me dé el míster.

¿Cómo ha sido esa adaptación al equipo?

He llegado de los últimos y me está costando algo más, pero el grupo es excelente y los compañeros se portan muy bien conmigo. Estoy prácticamente integrado.

¿Hay algún compañero en el que te apoyes especialmente o cuáles consideras más referentes?

Me llevo muy bien con todos, pero como ya conocía a Miguel Santos y he jugado con él, la mayor parte del tiempo lo paso con él.

¿Qué diferencias hay entre un filial y un equipo como la UD Logroñés?

Es todo muy diferente. En un filial estás para aprender y pasar una transición hasta que llegas al primer equipo, sea en Segunda o en Primera, y aquí es otra historia. Aquí luchas con gente veterana que buscan otras cosas y tienen familia. En el filial buscas aprender y la gente es mucho más joven.

¿Qué cambios has notado entre Valladolid y Logroño?

Valladolid prácticamente era mi casa, pero Logroño me encanta. Desde el principio me ha gustado mucho y la gente nos trata muy bien.

¿Qué os pasó con Djuckic en un entrenamiento cuando os mandó cruzar un río?

No pasó nada (ríe). Nos obligó a meternos a todos en un río cuando hacía mucho frío. Después, a los juveniles y a los que entrenábamos por primera vez con el equipo nos raparon el pelo. Las típicas bromas en un equipo de fútbol.

¿Algún plan especial para este fin de semana en la vuelta a casa?

Si juego, me gustaría marcar un golito, pero todavía no sé si voy a jugar. Si me da la oportunidad el míster, intentaré aprovecharla.

En tu trayectoria futbolística has pasado por Salamanca, Valladolid y Logroño, ¿con qué te quedas de cada etapa?

En Salamana era prácticamente un niño. Aprendí mucho y ahí di el salto a la selección española, tras lo que me fichó el Valladolid, que ha sido donde mejor he estado. Allí he disfrutado mucho, he sido el capitán, he tenido muchos amigos... he vivido prácticamente mi vida en Valladolid. Ahora, en Logroño, pues igual, me he adaptado al equipo, a la ciudad y al entrenador. De momento, muy bien y muy contento.

¿Qué significa el fútbol para ti?

Para mí lo es todo. Si no tengo fútbol... para mí lo es todo.