La moda como signo de distinción

La moda como signo de distinción

Olivia García Pérez

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Carolina Blasco es una logroñesa apasionada por la moda. Ha trabajado como estilista en el cine y la televisión y ha formado parte de la marca Bo Mambo!, desaparecida hace un año. Ahora ha decidido volver a empezar con el mismo espíritu pero con un punto más de ambición. A través dePeekaboo quiere ofrecer al público una nueva forma de vestir, con prendas únicas, reconvertidas a partir de vestidos, camisas o faldas que tuvieron antes otra vida en los platós de cine o las tablas de un teatro. El próximo miércoles presentará su primera colección en la galería de arte Planta Baja, en la calle Cigüeña.

¿Qué es Peekaboo más allá de una marca de ropa?

Peekaboo es una propuesta dirigida a aquellos que quieren diferenciarse a través de su forma de vestir. Es un juego de palabras que se utiliza en el mundo anglosajón con los niños pequeños como aquí usamos el 'cucu-tas' y es también el nombre de un peinado con ondas al agua que puso de moda Verónica Lane. Peekaboo son muchas cosas pero principalmente para mi un proyecto en el que he puesto todas mis ilusiones.

¿Cómo surge la idea de poner en marcha esta nueva firma?

No soy nueva en el mundo de la moda. Durante años he trabajado como estilista en cine, teatro y televisión. También había puesto en marcha antes otra marca, Bo Mambo! con otra compañera pero hace un año tomamos la decisión de separarnos y seguir en solitario. A principio de este año surgió Peekboo y estoy ya de lleno con la nueva colección. Le quiero dar un nuevo enfoque, no tanto en el tipo de ropa sino en la comercialización. Me he centrado en la venta on line, apostando fuerte por la página web. Si las cosas van bien, con el tiempo me encantaría abrir un tienda propia pero ahora mismo es complicado.

¿De qué tipo de moda estamos hablando?

Mis clientas son principalmente mujeres, de entre 18 y 50 años o incluso más, muy femeninas y con intereses en el mundo del cine, el teatro, la música y la cultura en general. Mujeres presumidas y con la idea romántica de la actriz de cine clásico. En Peekaboo pueden vestirse con prendas únicas, cada un tiene su propia historia. Todas ellas vienen del stock de fábricas textiles o del armario de productoras de cine y televisión. Yo las reconvierto, cojo el vestido, lo desmonto por completo y utilizando la tela, hago un patrón nuevo, modernizando la prenda. No hay una igual. Ahí está su historia y su personalidad.

Resulta curiosa esa búsqueda de la originalidad en los rincones más insólitos. ¿Dónde consigues encontrar esas prendas?

Yo diría que es casi secreto profesional. Llevo años en este negocio, no es fácil, es casi como encontrar antigüedades. Pero sé donde buscar porque hace mucho ya que recorro todos esos rincones, por mis propios gustos personales y después por trabajo. Además, de mi época como estilista, tengo relación con muchas productoras de cine y teatro. La crisis está haciendo además que muchas casas cierren y pongan en venta su stock de telas o vestidos.

¿Tiene salida el negocio de la moda en una ciudad de provincias como Logroño?

Yo he vivido en otras ciudades como Madrid y Barcelona. Cuando pusimos en marcha Bo Mambo! en Logroño, temíamos la acogida por tratarse de una ciudad pequeña, provinciana, en el buen sentido de la palabra. Pero me quedé más que sorprendida. Es ropa retro, muy moderna, pero con muchísima aceptación. Tenemos clientes de todo tipo, un abanico muy amplio. Además, con la anterior marca todo era mucho más local pero ahora, con la plataforma de venta on line puedo mirar mucho más allá.

Peekaboo es para ti un nuevo renacer como empresaria en el mundo de la moda. ¿Resulta complicado volver a empezar?

Es duro, no voy a decir que no. Hay que dedicar 24 horas al día, trabajar sin descanso, pero también la satisfacción es muy grande. Con mi anterior proyecto trabajaba de una forma casi 'amateur', ahora podría decir que me he profesionalizado. Tengo retos importantes. Ahora mismo no me imagino abriendo una tienda física porque sería muy costoso, pero espero que llegue algún día. Espero que todo vaya bien. Y si no, al menos, lo hemos intentado.

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