1. Pedro Aceña: “Te llega a doler tanto el cuerpo que te la suda”

1. Pedro Aceña: "Te llega a doler tanto el cuerpo que te la suda"

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Pedro Aceña (Gualdamez, 1955) cumple mañana 59 años. Hace cuarenta, en las últimas bocanadas del franquismo, fue perseguido, detenido, torturado y secuestrado. Estuvo en la cárcel de Carabanchel junto a Marcelino Camacho, el primer secretario general de Comisiones Obreras, “que era el que leía el periódico y las noticias”. Allí estaban también los etarras que pusieron el atentado contra Carrero Blanco, “que casi se lían a hostias con los del Partido Comunista”.

Desvinculado hace más de una década de la política, Aceña fue concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Logroño (1996-2000) y coordinador general del partido en La Rioja. Antes de eso, “en un periodo negro de la dictadura franquista como fue su última época”, formaba parte de la Liga Comunista Revolucionaria. Por pertenecer a esta organización, considerada de carácter extremista por la Brigada Política Social, Aceña sufrió la represión de la maquinaria del miedo del régimen.

Entre todos los nombres de los agentes que le torturaron hasta en tres ocasiones, uno es imposible que se vaya de su memoria: Juan Antonio González Pacheco, Billy el Niño. “Le encantaba el rollo de la pistola, de ahí le viene el mote. Era un tío acomplejado, un sádico que tenía mucha fijación por el tema sexual”. Le obligaba a hacer el pato: andar en cuclillas con las manos esposadas y descalzo. “Eso te da un dolor de piernas que te mueres, estás venga caerte”. Con el detenido esposado a un radiador, de rodillas, Billy el Niño comenzaba su festival de golpes en las plantas de los pies con una porra. Huesos abiertos y sangre era el resultado. No había límite ni reclamación al Tribunal de Orden Público que valiese.

Según Aceña, más que el dolor físico, lo que peor se lleva es el maltrato psicológico: “Te llega a doler tanto el cuerpo que te la suda. Cuando te detienen y te han frito a palos intentando sacarte información, el cuerpo no te duele. Tienes tanto dolor que ya no te duele. Las plantas de los pies, con lo sensibles que son, las tienes ensangrentadas y te siguen sangrando porque te han zumbado ahí, pero, aunque pueda parecer increíble, te da igual. Hay un momento en el que te da igual”. Lo complicado era el estar durante varios días sin dormir, el bajar a la celda y en dos horas volver a subirte para seguir con las torturas, las preguntas y los intentos de sacar información. “Te acojonaban con la familia. Como yo no tenía padre y mi madre estaba enferma, me atacaban por ahí. También me decían que mis jefes me estaban engañando porque éramos muy jóvenes”.

Pedro Aceña pasó muchas horas bajo el sadismo de González Pacheco, el inspector jefe de la Brigada Política Social, que fue condecorado en 1977 (el mismo año en el que se firmó la Ley de Amnistía) por Rodolfo Martín Villa, entonces ministro del Interior, con la medalla de plata al mérito policial. Es inevitable sentir impotencia. “Lloré más de rabia y de impotencia que del propio dolor físico. Cuando te zumban, a veces no puedes ni llorar. Lo haces muchas veces de la impotencia porque no puedes hacer nada, no puedes ni pegarles tú. Lloras de la impotencia, del dolor y porque sabes que todo es impune, que un juez no va a hacer nada”.

Exactamente eso es lo que está intentando evitar la jueza argentina María Servini tras la querella presentada en su país por muchos de los que hasta ahora habían callado, y a la que cada día se suman más. Aceña, que ya ha estado en la embajada para autentificar su firma ante los funcionarios sudamericanos y aportar su documentación a la causa, no tiene muchas esperanzas en el proceso. “Nunca ha habido voluntad en querer esclarecer todo lo que ha sucedido en este país. La Ley de Memoria Histórica quedó muy bonita para que la parte de las víctimas fuese de alguna forma recompensada, pero se ha quedado en un simple papel. Al menos esto sirve para que mucha gente, como yo, se sume. Y sobre todo para que la gente más joven se entere de lo que pasó”.

“A veces parece que la democracia ha llegado del cielo como nos han ido enseñando nuestros políticos gobernantes, que si la trajo Suárez o el Rey, que todo esto ha sido como un tránsito de una dictadura a una democracia y no ha sido así, aquí ha habido gente que lo ha pasado muy mal”.

*Mañana: 2. Pedro Aceña. Las detenciones.

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