Vecinos conflictivos

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Colombia y Venezuela no sólo comparten kilómetros de frontera. Ambos países cuentan con unos presidentes que han sido capaces de crear polémica con sus peculiares declaraciones o decisiones. El mandatario colombiano, Álvaro Uribe, no ha dudado en acercarse a la Administración estadounidense de Barack Obama, firmando un acuerdo de colaboración militar que ha despertado las críticas de sus homólogos en el continente latinoamericano. Mientras, por su parte, el presidente venezolano, Hugo Chávez, consigue despertar la furia de medio mundo con declaraciones como la que le ha llevado ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y el consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Las palabras de Chávez, pronunciadas hace unos días, en las que supuestamente hacia un llamamiento a la guerra contra Colombia han sido el motivo necesario para que el presidente Uribe denunciara al mandatario venezolano ante las dos organizaciones internacionales, pues según el gobierno de Bogotá se trata de una clara amenaza hacia su país.

“No pierdan ni un sólo día en el cumplimiento” de “nuestra principal misión: prepararnos para la guerra y ayudar al pueblo a prepararse para la guerra, porque es una responsabilidad de todos”. Estas declaraciones que para el gobierno de Venezuela son una medida de precaución para la protección de la soberanía frente a la llegada de militares estadounidenses a las bases de Colombia, han sido entendidas por las autoridades colombianas como una amenaza de guerra.

Llegados a este punto, en el que las relaciones comerciales y diplomáticas están rotas y en el que el cruce de acusaciones entre ambos países no parece cesar, se puede llegar a pensar que la clave de esta mala relación tiene su origen en el reciente acuerdo de carácter militar que han firmado el gobierno de Uribe y la Administración de Barack Obama, y que permite a Estados Unidos tener presencia militar en siete bases en el territorio colombiano.

Sin embargo, la realidad de Colombia y Venezuela y las personalidades de sus mandatarios señalan otras causas que motivan esta mala relación. El escritor Jorge Volpi define la relación entre Uribe y Chávez como muy compleja, ya que a pesar de que en la actualidad están enfrentados, en tiempos pasados tenían posturas más cercanas. “Es como si todo el tiempo se necesitasen, aún en estos momentos de enemistad brutal, resulta muy práctica para ambos”, ha señalado el autor.

Según el escritor mexicano, para Chávez la “confrontación con Colombia tiene más bien una lectura interna” de apoyo a un régimen que está en “uno de sus peores momentos de popularidad” porque Venezuela atraviesa uno de sus peores momentos con la inflación alta y grandes índices de seguridad, a lo que se suman cortes de agua y de luz.

Pero Volpi también señala cuáles son los beneficios que logra el gobierno colombiano de esta enemistad. Para Uribe esta postura responde a la “lógica interna” porque “está cerca de buscar la reelección y también le conviene el conflicto con Venezuela” porque lo “refuerza también desde dentro”. “Esta confrontación está reforzando la imagen interna de cada uno de los presidentes y curiosamente está beneficiando a los dos en un momento en que los dos necesitan mucho apoyo interno”, ha subrayado el escritor.

De esta manera, los dos mandatarios salen beneficiados de una crisis que tiene en vilo al continente entero. Sólo hay que recordar el ambiente vivido en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en Argentina, el pasado mes de agosto. Cuando países no posiciones con ninguno de los dos bandos como son Chile, Brasil o la propia Argentina hicieron todos los esfuerzos posibles para evitar el choque entre Uribe y Chávez.

Pero estos esfuerzos fueron en vano, pues el presidente de Colombia defendió su decisión de permitir a Estados Unidos que use varias de sus bases militares para combatir el narcotráfico, mientras que su homólogo venezolano consideraba el pacto militar como un peligro para su país y para todo el continente ya que permitiría a Estados Unidos tener una plataforma militar en un lugar clave.

Todo sigue igual

Así, a día de hoy, las posiciones no han cambiado. Hugo Chávez continua reiterando su rechazo a iniciar un proceso de diálogo con Colombia para poner fin a la crisis entre ambas naciones e insiste en que la única salida posible al conflicto es que Estados Unidos “desista” de su proyecto para utilizar siete bases militares en territorio colombiano. Algo más que improbable, pero que refuerza la postura de “anti imperialismo yanki” adoptada por el gobierno de Venezuela.

“Si Estados Unidos quiere soluciones prácticas que retire las bases yankis de Colombia y libere a ese pueblo hermano”, afirmaba Chávez recientemente, rechazando así la posible mediación en la crisis del portavoz del departamento de Estado estadounidense, Ian Kelly.

Mientras, el presidente Uribe guarda silencio,

después de haber llevado ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la OEA su denuncia. Ante “las nuevas agresiones verbales de Chávez, el presidente Álvaro Uribe no quiso hacer ninguna alusión”, informaba la prensa colombiana.

Sin embargo, aunque el mandatario colombiano no ha hablado, los miembros de su partido sí que se han pronunciado, reforzando así la postura tomada por el Ejecutivo de Colombia. El periódico colombiano El Tiempo recogía que las palabras del representante a la Cámara uribista Roy Barreras, para quien Chávez es 'un loco que está cañando, pero con el hay que venir prevenido'“.

Llegados a este punto, el diálogo, una vez más, parece la única salida para estos dos países vecinos, aunque ambos gobiernos tendrán que renunciar a sus intereses internos para que sus palabras pasen a ser hechos.

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