El pinar quemado en Posadas tardará 40 años en recuperarse

Rioja2

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El monte de Posadas, en Ezcaray, presenta a día de hoy una imagen desoladora. Hace poco más de una semana que el fuego, claramente intencionado, arrasó cerca de 100 hectáreas en las zonas de Pinariegas y Moreta. Todos los expertos consultados por Rioja2 coinciden en señalar que el excelente operativo que se puso en marcha desde el primer momento, evitó un desastre mayor que podía haber acabado quemando más de 500 hectáreas de pinos.

Pero, ¿qué pasará a partir de ahora? “Cada año saltan las alarmas cuando hay incendios pero en noviembre a todos se nos olvida, hasta el año siguiente”, señala Jorge Matey, decano del Colegio de Ingenieros Forestales de La Rioja, “pero el monte sigue padeciendo el incendio y lo hará durante años”.

En el caso del incendio de Posadas, el fuego arrancó en la parte más baja del monte, quemando varias hectáreas de matorral y árboles. Tanto Matey como José David Quintana, agente forestal y miembro de Ecologistas en Acción, coinciden en señalar que la recuperación será rápida. La próxima primavera ya se podrá ver la superficie cubierta de vegetación, con brezos y escobas y en unos 5 años habrán crecido las frondosas por los barranquillos, fresnos y cerezos que se irán repoblando de forma natural gracias a la acción del viento y de los mamíferos que los transportan en sus excrementos.

Más difícil será la recuperación para la zona del pinar. Más de 45 hectáreas arrasadas de un bosque relativamente joven, ya que es fruto de una repoblación tras un incendio en los años 80. “Mi padre que era guarda forestal plantó ese pinar”, cuenta el decano de los Ingenieros Forestales, “y yo he estado siempre implicdo en su gestión, en toda mi vida no hubiera visto el final, porque un bosque de pinos tiene una vida de 80 o 100 años, pero es que no he visto ni su ecuador porque lo han quemado”.

Efectivamente, en los años 80 el pinar ardió, también de forma intencionada, llegando a quemarse casi 300 hectáreas. Volvió a suceder otras dos veces pasado el 2000. “Cuando un terreno es abierto no crea problemas”, analiza Quintana, “en cambio esta zona en pendiente tan cerrada que no se podía ni andar sí que los genera a ganaderos o cazadores, también arde muchísimo más rápido por lo cerrada que está la vegetación, así que, sea porque molesta a alguien o simplemente porque se quiere hacer daño quemando el máximo posible, es una zona propensa”.

Horas de agonía tratando de sofocar el incendio

Lo cierto es que para disfrutar del bosque joven como estaba hasta ahora, con árboles de tres o cuatro metros, habrá que esperar más de cuarenta años.

Ambos expertos tienen claro que lo mejor será actuar cuanto antes si se quiere acometer la replantación de la zona ya que las lluvias fuertes podrían ser letales ya que el arrastre que producirían podría llevar a una pérdida importante de suelo, sin dejar tampoco de lado la contaminación que esto supondría para los acuíferos, y por tanto la ganadería de la zona. Será la Consejería de Medio Ambiente la que tome la decisión sobre si se repoblará o no el pinar de Posadas o si es el momento de introducir nuevas especies.

“Además de la catástrofe por todo lo que se quema, hay que tener en cuenta el coste económico que supone, el coste ecológico y el enorme riesgo para la vida de las personas, ya que este incendio podría haber alcanzado dimensiones enormes”, insiste Matey, “por eso desde el Colegio de Ingenieros Forestales apostamos, no tanto por endurecer las penas, ya que te pueden caer 20 años, sino por perseguir con la mayor insistencia a los culpables, aunque es muy difícil dar con ellos”.

En los últimos 10 años ha habido 160.000 incendios en España. El 96% han sido provocados, es decir, tenían detrás la acción del hombre. En el 26% de los casos se trata de negligencias, el 54% son intencionados.

Quintana pone el acento también en la cuestión ecológica. “Cuando hay un incendio, hay mucho sufrimiento, las aves y los mamíferos escapan cuando es pequeño como este pero los reptiles e insectos de tierra no, además los bulldozers tienen que actuar con tal rapidez en estas zonas de pendiente que hay mucho arrastre de suelo y, cuando se reiteran los incendios, como en este caso, hay zonas que pueden acabar en roca viva”.

Los árboles que sean plantados ahora, comenzarán una vida que durará 100 años, en el caso de los pinos silvestres. Para conseguir ese típico pinar por el que se puede pasear, habrá que esperar entre 50 o 60 años (sería el doble si se tratase de especies como hayas o robles. Ese es sin duda el principal daño causado.

¿Cómo es la vida de un monte?

Cuando un bosque llega al final de su vida, unos cien años en el caso del pinar silvestre, los árboles comienzan a morir y caerse. Por eso se trata de hacer coincidir esa fecha con la del aprovechamiento, aunque nunca se tala del todo, ya que se necesitan pies padres y algunos árboles sueltos. Esto se hace además para poder financiar el mantenimiento de ese monte. “Un monte también tiene ingresos y gastos”, explica Matey, “para mantener las pistas forestales y las zonas de hayedos por ejemplo, se necesitan recursos. Los Ayuntamientos titulares de los montes no pueden pagarlo así que lo mejor para la conservación de un monte es que sea productivo, que puedan obtenerse recursos como la madera que cubran los gastos de poda, limpieza y mantenimiento, siempre coincidiendo en la medida de lo posible con la vida del propio árbol y siguiendo el plan de gestión que tiene cada monte en La Rioja”.

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