Descienden los festejos taurinos en La Rioja en un 15%

Descienden los festejos taurinos en La Rioja en un 15%

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Los festejos taurinos han disminuido en un año, de 2014 a 2015 (son los últimos datos oficiales disponibles) un 15%, pasando de 33 eventos a 28. Lo cierto es que la cifra ha oscilado entre 32-33 festejos y 28 en los últimos 7 años. El descenso es mayor que el registrado a nivel nacional, de un 7%.

Según los datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la mayoría de estos festejos fueron corridas de toros: 8. Además, hubo 6 novilladas con picadores y 10 sin picadores (una más que el año anterior). El descenso se debió a la reducción de 4 a 2 eventos de rejoneo con toros, de 1 a 0 rejoneo sin toros, de 4 a 2 festivales y de 1 a 0 festejos mixtos.

Lo cierto es que, pese a que en La Rioja se mantiene el número de festejos taurinos con ligeras variaciones de un año a otro, en la última década han descendido el 50% a nivel nacional, según ctxt.es. De hecho, el arraigo de esta tradición depende de las regiones. El informe del Ministerio revela que Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Maddrid concentran el 78% de los eventos taurinos celebrados en 2015.

LAS SUBVENCIONES, A DEBATE

¿Es una tradición en declive? Según la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales, en 2014-2015 la tasa de asistencia anual a espectáculos taurinos (no sólo corridas de toros) fue del 9,5% de la población analizada. Si nos ceñimos a las corridas de toros, esa asistencia baja hasta el 6,9%, menos de los que acudieron a conferencias (13,5%) o al jardín botánico (11,5%).

Independientemente de los datos, sus detractores cargan contra el hecho de que estos eventos estén subvencionados. Y es que la tauromaquia es patrimonio cultural y, como tal, debe protegerse y conservarse. Sin embargo, el PACMA defiende que debería prohibirse, ya que es “una forma de tortura institucionalizada a los animales” y el Código Penal castiga el maltrato. En caso de que un gobierno decidiera prohibir estos festejos, tendría que derogar una ley para que dejara de considerarse patrimonio cultural.

En el sector antitaurino hay partidarios de prohibir la tauromaquia, sin distinciones ni consultas, y también los que apuestan por hacerlo progresivamente, comenzando por la retirada de subvenciones y ayudas públicas, procedentes, sobre todo, de administraciones locales y regionales. Además, el Estado también subvenciona programas de televisión que promocionan y divulgan la tauromaquia y el sector recibe fondos europeos de la PAC.

En el otro extremo están los “tangibles beneficios a la administración pública en concepto de IVA, de pagos por licitaciones, por cada entrada que una persona paga para ir a los toros, así como por las cotizaciones a la Seguridad Social de todas las personas que trabajan en este sector”, según el presidente de la Asociación Internacional de la Tauromaquia, Willy Cárdenas. Además, el citado informe revela que en los últimos diez años han aumentado los profesionales taurinos.

El debate está servido. Más allá de las cifras, también se enfrentan componentes éticos. Los antitaurinos abogan por abolir la tortura, los taurinos por conservar la tradición.

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