Fin de curso entre cajas de mudanza

Fin de curso entre cajas de mudanza

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Acaba el curso y con el, concluye una etapa para el histórico instituto Sagasta de Logroño. El edificio de Luis Barrón cierra sus puertas para enfrentarse a una reforma integral que lo mantendrá cerrado a lo largo de los tres próximos cursos (las obras durarán dos años) o de cajas aguarda a la mudanza que comenzará el próximo 27 de junio. Los profesores han empaquetado ya sus efectos personales y el resto de elementos se empiezan a amontonar en tres secciones: las cosas que se tiran, las que se llevan al nuevo centro y las que se guardan.

Entre estas últimas se incluyen las que no caben en las nuevas instalaciones y las que albergan el patrimonio histórico y artístico del centro. “Hemos recibido ya 1.740 cajas especiales para empaquetar los 33.000 fondos que contiene nuestra biblioteca. Sólo nos llevaremos unos 4.000, el resto habrá que guardarlos, tal vez durante mucho tiempo”, explica con nostalgia Alberto Abad, director del centro.

Ya han concluido las obras en la antigua Residencia Universitaria y afrontan su recta final las del edificio de Comercio. Son las nuevas instalaciones en las que estudiarán los 700 alumnos de Sagasta hasta que concluyan las obras de rehabilitación del edificio que inauguró Espartero en el año 1.900. “En realidad, esta es la segunda mudanza del Sagasta”, explica Abad, “porque la actividad del instituto comenzó en el año 1843 en el antiguo convento y se trasladó al edificio de Luis Barrón el 21 de septiembre de 1.900”.

Confiesa que estos días se respira nostalgia por los pasillos del centro. “Nos da a todos mucha pena porque ahora nos vamos a un centro con instalaciones nuevas, pero que es como todos los demás, con pasillos de dos metros de ancho, sin el encanto que tiene nuestro instituto”, relata Abad, “hace unos días me comentaba una trabajadora de la limpieza que había venido su hermano de 70 años que vive en Sevilla y estudió aquí y se quedó sorprendido porque todo seguía igual”.

Efectivamente todo sigue igual.Tanto que la reforma resulta ya inevitable. “Da mucha pena pero hace falta realmente porque ayer mismo se cayeron diez baldosas”, explica el director, “además hay que adaptar el edificio a las nuevas necesidades porque antes las aulas eran en grada y para 150 alumnos y ahora son como máximo 35”.

ACTOS DE DESPEDIDA

Este sábado, a partir de las 10 de la mañana, los alumnos y los profesores grabarán un lipdub a modo de despedida. Acudirán también los alumnos que acabaron Magisterio hace 50 años.

Además, el miércoles 29 de junio se celebrará un acto de despedida con una visita al centro, concierto y discurso final.

La actividad en el centro continuará hasta el 17 de julio para la realización de matrículas y trámites administrativos y comenzarán después los trabajos para ver qué se hace con todo el patrimonio acumulado.

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