Derrota cruel en los minutos finales

Derrota cruel en los minutos finales

Rioja2

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Rabia, desolación e impotencia. La Unión Deportiva Logroñés se saltó el libro. Eso opina Carlos Pouso. “Cuando un partido no lo has ganado en 85 minutos, no lo pierdas en los últimos 5”. De esta forma, el conjunto riojano se saltó la teoría, dejó de pensar, actuó con corazón y fue en busca de una victoria que tuvo cerca durante gran parte del encuentro, pero que nunca alcanzó.

La Arandina tuvo su mérito. Nunca le perdió la cara al choque, mantuvo la calma, trabajó para no perder y se encontró, a la desesperada, con el premio gordo: el triunfo. También contó, a su favor, con una actuación arbitral -colegiado y el asistente ubicado en la banda de los banquillos, principalmente- que fue desquiciando a una UDL ansiosa por finiquitar la contienda y más pendiente del lucimiento individual que del colectivo. Impensable, pese al mazazo de la igualada, que tras el tanto de Pau Franch en el minuto 87 el desenlace, inesperado, iba a ser cruel en el minuto 94 cuando Javilillo montó la contra, se escapó por el medio y soprendió a Miguel para darle el triunfo a los suyos.

Carlos Pouso explotó y lanzó una botella de agua sobre el banquillo. Rabia. En el campo, desolación. Algunos jugadores locales caían sobre el terreno de juego mientras la Arandina festejaba el triunfo -al parecer Mauri lanzó alguna peineta sobre los aficionados locales-. Y en la grada, impotencia, porque el aficionado centró sus iras en el trío arbitral. Con razón o sin ella ahí van algunos apuntes: penalti de Pablo sobre Luis Morán en el primer tiempo; varios fueras de juego, cuando menos dudosos, que dejaban a los blanquirrojos delante del portero visitante; faltas constantes en contra aplicando diferente criterio cuando el afectado era un jugador de la Arandina...

Mal inicio local

Pese a todo, la UDL no comenzó el duelo como acostumbra. En 4 minutos ya le habían sacado dos córners y en el segundo de ellos, Miguel había realizado una de esas paradas que, si es a favor, uno no se cansa de ver. Con la mano izquierda sacó un balón que se colaba. Pablo, autor del remate, estuvo pensando en la acción durante varios minutos. La Arandina había colapsado a los riojanos poblando el centro del campo y combinando en corto para luego lanzar sobre Pau Franch. Barreda, en su estreno como central, tuvo tajo.

Con el paso de los minutos, con Adrián León mejor ubicado, Chevi y Muneta empezaron a entrar en contacto con el cuero. Además, Luis Morán, como delantero, era un incordio debido a su movilidad: hacía desmarques de apoyo hacia dentro y de ruptura hacia las bandas, donde Íker Alegre y Pere Milla alternaban la verticalidad con el toque. El balón rondaba el área visitante y en dos minutos el conjunto anfitrión generó cuatro ocasiones de gol en dos jugadas. Tras un córner, Chevi, sin ángulo, se topó con la cruceta y después Pere Milla remató fuera. La insistencia era tal que Paredes, en la siguiente jugada, chutó. La pelota se marchó al otro costado, donde Luis Morán realizó un centrochut para que Pere Milla marcara sobre la línea, pero un defensor se adelantó para tocar, lo justo, con el pecho y asi Álex se hacía con la pelota.

Ahora sí se reconocía a la UDL. Velocidad, centros, remates. Íker Alegre, además, participaba y probaba desde lejos. La Arandina, por su parte, había cambiado el discurso y su única opción era lanzar para que Pau Franch le diera algo de oxígeno. Después de esa insistencia, el partido bajó sus decibelios, quizá merced a las interrupciones. Se intuía que el marcador no se iba a mover, pero Muneta -gran partido el suyo- cambió de orientación para que Íker Alegre recibiera en ventaja, amagó hasta un par de veces para buscar el tiro y superar a Álex. Un gol de los llamados psicológicos por llegar en el 41'. Pero el equipo blanquirrojo insisitó y una buena combinación por el costado izquierdo pudo acabar en el 2-0 con el tiro de Muneta, pero un defensor metió la pierna para mandar a córner.

El segundo gol no llega

Había que marcar el segundo para evitar males mayores y aumentar el número de puntos en la tabla. Con esos bríos saltó la UDL en la segunda mitad. Decidida. Pablo le regalaba un balón a Íker Alegre y el asturiano, con confianza, intentó repetir lo que había hecho minutos antes, pero Álex no se dejó sorprender. Hubo continuidad tras una falta lateral que ejecutó, magistralmente, Muneta y que Chevi, entrando desde la frontal, remató de cabeza. Lástima que no acabara en la red.

Entonces, por unas cosas o por otras, faltó finalizar las acciones. La Arandina arriesgaba con una defensa adelantada y en caso de duda de fuera de juego el línea, por si acaso, levantaba. Así le pasó a Íker Alegre y le volvió a suceder a Álvaro González. El final del choque se acercaba, pero el marcador estaba ahí. 1-0. Cierto que la Arandina casi ni pasaba de su campo, pero... Pero a balón parado llegaría el empate en el minuto 87. Pablo tiraba una falta directa y el balón impactaba en Adrián León, la pelota le llegaba a Seoane que ponía el cuero en el área. Miguel Santos no llegó y Pablo, en el segundo palo, controlaba y tiraba. Se topó con el poste y el rechace le vino franco a Pau Franch para superar a Miguel.

Superado el mazazo, la UDL se volcó. Ya no había líneas, era ataque y defensa. Algo incontrolado. La Arandina había logrado su botín porque todo apuntaba a que iba a seguir sumando por quinta jornada consecutiva. Cada falta a favor de los locales era una manera de poner el balón más cerca de la victoria. Claro que también había que estar en disposición de abortar las contras que pudieran sucederse. Ahí no estuvo fino el bloque blanquirrojo. Apostó al todo o nada y le salió nada cuando la Arandina, en el minuto 94, preparó una transición en superioridad. Javilillo condujo con criterio y esperó su oportunidad. Levantó la cabeza y vio a Miguel adelantado. No se lo pensó. Asumió la responsabilidad y batió al capitán blanquirrojo. Porque salió bien, de lo contrario sus compañeros le hubieran recriminado su arrojo.

Derrota cruel por cómo se desarrollaron los acontecimientos y porque la rabia, la desolación y la impotencia fueron tres de los muchos sentimientos que afloraron a la conclusión de un partido que nunca debió terminar con la derrota de una UDL que encadena dos jornada sin sumar por primera vez desde que Carlos Pouso está al frente. A efectos clasificatorios, el grupo blanquirrojo continúa segundo con 46 puntos, aunque el Racing de Ferrol vuelve a ampliar la diferencia (53). El Racing de Santander recorta también (44), mientras que el empate entre Cultural Leonesa y Tudelano, deja a los navarros cuartos (43) y a leoneses quintos (42).

UD Logroñés: Miguel; Miguel Santos, Barreda, Borja, Paredes; Adrián León; Pere Milla, Chevi, Muneta, Íker Alegre (Álvaro González, min. 73); y Luis Morán (Carlos Fernández, min. 69).

Arandina: Álex; Ruba (Adri, min. 77), Pablo, Sergio, Mauri; Gonzalo, Seoane, Ochoa (Manu, min. 67); Carlos, Pau Franch y Nico (Javilillo, min. 56).

Goles: 1-0, min. 41: Íker Alegre. 1-1, min. 87: Pau Franch. 1-2, min. 94: Javilillo.

Árbitro: Alejandro Fernández Pérez (Comité catalán), acompañado por Martí Huertas Vázquez y Alejandro Álvarez Molina. Amonestó a los locales Adrián León (min. 40), Chevi (min. 81) y Muneta (min. 84); y a los visitantes Pablo (min. 64), Pau Franch (min. 74), Mauri (min. 75) y Javilillo (min. 94).

Incidencias: 2.658 espectadores en Las Gaunas, según informó el club organizador.

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