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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

Las lagunas de memoria de la ex espía Paesa

Beatriz García Paesa.

Francesc Arabí

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La burocracia y la sobrecarga de trabajo matan el talento y producen estrés. Y el estrés genera episodios de amnesia. No te libras, aunque te llames Beatriz García Paesa y el cromosoma de la tolerancia al riesgo y a la hiperactividad sea la divisa familiar. La sobrina del tío Paco Paesa, el espía que robó más de 10 millones de euros al ladrón Luis Roldán, dejó constancia ante el tribunal del caso Erial de que ni siquiera una vida en el alambre, como aprendiz de su tío hasta que voló sola, evita las secuelas. Los cambios de temperatura y moverse en ambientes cerrados zaplanistas tampoco ayuda a inmunizarse contra el virus de la desmemoria.

La jornada de testificales del juicio a la banda de Eduardo Zaplana arrancó con overbooking de espías y asimilados. En la Sala Tirant I de la Ciudad de la Justicia se personó José Manuel Villarejo, que venía a contar, en defensa del ex ministro, la conspiración del CNI y el PSOE contra Zaplana que, según él, originó el caso. Se le comunicó que se pasara otro día porque el tribunal no da abasto a tantas testificales. Antes de abandonar la Ciudad de la Justicia, mantuvo una charla amigable con el ex presidente y otros letrados en la planta cero. Se le veía relajado. Se nota que está jubilado. En cambio su ex colega Beatriz dejó el espionaje y los negocios con los servicios de inteligencia para dedicarse enteramente a la gestión fiduciaria de patrimonio desde su despacho GB Avocats en Bulevar Royal. Y eso deja secuela.

120 acuerdos fiduciarios

Beatriz declaró por videoconferencia, con gafas a lo John Lennon, y tras la preceptiva  petición del tribunal de que se identificara. La ex espía exhibió un DNI español, quizás el que tenía más a mano. Explicó que ahora mismo gestiona 120 sociedades.  Esto es, 120 enredos multinacionales. Y todo ello, tras una vida muy complicada en la que ha llevado la losa del apellido (“la sobrina de Paco”), pese a que nadie le ha regalado nada. De jovencita, tuvo que auxiliar a su tío en la operación Roldán para esconder 5 millones que le birlaron al ex director de la Guardia Civil y que, tras pivotar en el Aresbank de Madrid, los llevó a un banco de Singapur. El tío Paco tuvo que fingir una primera muerte en Tailandia, con esquela incluida, el 2 de julio de 1998, para despistar a la mafia rusa, que lo perseguía por una estafa. Luego se metió en un asunto de tráfico de diamantes en Sierra Leona... Pero es que ella también ha practicado el funambulismo sin red. Llegó a pisar la cárcel en 2014 por su intervención en el tinglado societario internacional que sostenía el llamado Caso Defex sobre pago de comisiones por venta de armas a Angola y otros países.

“No conozco a Zaplana”

Y con este pasado tormentoso que convierte la mente en una ensalada de cifras y salami con camisa de cuello almidonado, llega el fiscal Pablo Ponce y le pregunta si el confeso testaferro uruguayo de Zaplana, Fernando Belhot, nunca le había dicho quién era el titular real de los fondos que ella administró en el Gran Ducado hasta 2009. La ex espía fue tajante: “Jamás”. Cinco minutos más tarde, incluso antes de que Daniel Campos, abogado del ex presidente, le formulara la pregunta, la asesora fiscal proclamó: “Yo al señor Zaplana no lo conozco”. “Eso iba a preguntarle, ¿le hablaron alguna vez de él?”, inquirió Campos. “Jamás, jamás de mi vida. Su nombre nunca fue mencionado por ninguno de los intervinientes”. Ni siquiera por Francisco Grau, quien, según ella, era quien le daba todas las órdenes sobre Imison Internacional desde que cambió el accionariado. Esto es, cuando se pagaron las comisiones de las ITV y el Plan Eólico con acciones de la empresa y la propiedad pasó de Vicente Cotino a Joaquín Barceló Pachano, quien ya confesó que solo era una testaferro de su amigo el jefe del Consell. Los títulos al portador los guardaba Paesa en una caja fuerte.

La asesora corroboró que Barceló no pintaba nada. Admitió que no tenía ni su teléfono, ni su mail, ni contacto alguno. Se citaron en Madrid para que firmara documentos del cambio accionarial. Y poco más. Francisco Grau era, insistió, quien daba las instrucciones sobre Imison. “Hasta me hacía mi trabajo en España”. Y ¿quién es Grau? Pues el contable personal de Zaplana. De eso tampoco tenía noticias Beatriz, que anda en mil asuntos.

Belhot cayó del cielo

El contacto de Belhot con Paesa se produce en 2009, cuando Zaplana decidió transferir la estructura al despacho de Montevideo para optimizar el negocio por consejo del uruguayo y pese a las reticencias de Francisco Grau. Belhot entabló relación profesional con Paesa para transferir el dinero a sociedades de su despacho (7,9 millones a Natland) y, cuando se liquidó la sociedad, a Disfey, Misnely y a la inmobiliaria blanqueadora Medlevante.

¿Quién presentó a Belhot ante Paesa? El fiscal formuló la pregunta para asentar el nexo entre Grau-Zaplana-Belhot y el dinero de Luxemburgo, cuyo origen está en las mordidas por el amaño de las citadas concesiones públicas. “No sé quién me dio el contacto con Belhot”, reiteró la asesora, presa de otra laguna de memoria. Al presidente del tribunal, Pedro Castellano, le pareció curioso e intervino. “Si usted actuaba por el principio de confianza es un poco raro que no se acuerde” de quién le presentó a Belhot. “No somos supermujeres y hace ya muchos años”, zanjó la ex espía. Así fue como Paesa perimetró la chorizada de las mordidas para que el incendio no afectara a Zaplana. Paradójicamente, usó a Grau de cortafuegos.

La muerte de un familiar es una desgracia, pero cuando suceden las tragedias uno se consuela pensando en el disgusto que se ahorra el ser querido ausente. Su tío Paco murió por segunda y definitiva vez el 3 de mayo de 2023, a los 87 años, en el municipio de Bois-Colombes, en las afueras de París. Le habría afectado ver a su sobrina incapaz de recordar episodios clave en la gestión de las sociedades de las mordidas valencianas.

“Vicente Cotino, el cliente ideal”

Sí recordaba que fue Juan Cotino quien, en 2001, le llevó los 640.000 euros en 2001 en un maletín para montar las sociedades. Comentó que el banco no preguntó por el origen del dinero. “Los bancos no hacen más preguntas de las necesarias y el dinero salió legalmente de España”, dijo. Quien lo llevaba era el director general de la Policía. ¡Qué buenos recuerdos tiene Beatriz de los Cotino!, de los dueños de Imison Internacional y Fénix Investments antes del cambio accionarial para albergar las comisiones a nombre de Pachano y Juan Francisco García! “Como cliente, Vicente Cotino era una perla, el cliente ideal, ejemplar”, comentó. Porque una o dos veces al año iba a Luxemburgo en su avión privado a facilitar las gestiones. No es lo normal. Los clientes no suelen ir personalmente, según explicó. “No es un viaje de placer, no hay playas y no hace buen tiempo”. Es verdad, aunque con esto del cambio climático nunca se sabe. Este viernes, por ejemplo, salió para Zaplana un rayito de sol en Luxemburgo. Un fenómeno muy parecido a una aurora boreal.

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