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ENTREVISTA Mariano Carmona, secretario general de UGT Cantabria

“La siniestralidad laboral no son números, detrás hay trabajadores que pierden la vida o se accidentan gravemente”

Mariano Carmona Pérez. EFE/ Pedro Puente Hoyos/Archivo

Rubén Alonso

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A las puertas de otro Primero de Mayo, los principales sindicatos vuelven a sacar su artillería de reivindicaciones en materia laboral. En este sentido, UGT y CCOO en Cantabria han reclamado al Gobierno más fondos europeos, potenciar la política industrial, apostar por los servicios públicos y luchar contra la siniestralidad laboral. Precisamente sobre esto último, Mariano Carmona, secretario general de UGT, ha expresado especial “preocupación”. Lamenta que empresarios y CEOE centren esta problemática “en números”, cuando detrás de ella “hay trabajadores que pierden la vida o se accidentan gravemente”. Por ello, reclama, entre otras cuestiones, “recuperar las buenas prácticas en prevención de riesgos”, al tiempo que valora la actividad sindical y su repercusión en el empleo: “Donde hay sindicatos, los trabajadores están mejor, con mejores condiciones de seguridad, económicas y laborales”.

¿Cómo describiría la situación actual del empleo y la economía en Cantabria?

Es un tema que estamos constantemente hablando de él. Cantabria tiene un desequilibrio entre los tres sectores productivos con una excesiva dependencia del sector servicios, que, si bien es cierto que dinamiza la economía, también es muy estacional, más precario e inestable. Y en ese sentido, desde UGT, precisamente en este 1 de Mayo, una de las cosas que le pedimos al Gobierno Cantabria, y que pretendemos trasladar al diálogo social si de una vez por todas se pone en marcha de una manera definitiva, es precisamente potenciar los recursos que tenemos dedicados a la captación de fondos europeos en la oficina de fondos europeos, con el objetivo de lograr un cambio en el modelo productivo. El proyecto de La Pasiega puede ser interesante en este sentido si finalmente se lleva a cabo, que todo apunta a que sí, con o sin estación, aunque lo ideal sería con una estación intermodal. Respecto a la industria, hay una pesada que no sé si ha seguido funcionando por inercia o por tradición. No ha hecho las inversiones necesarias para mejorar sus sistemas productivos, para ser más competitiva, y todo apunta a que ahora tiene que hacer esa transición. Por otro lado, el sector vinculado al automóvil está con la incertidumbre lógica que tienen en Europa, no somos ajenos a ello. Así que, en definitiva, hay que seguir apostando por la industria porque es lo que aporta más riqueza al PIB. 

¿Y la situación del sector primario cuál es?

Tenemos un sector primario claramente infrautilizado en comparación con otras regiones, algunas de no muy lejos, como La Rioja. No estamos pensando en hacer un ‘Almería’ aquí, pero sí en que hay otras regiones del entorno que tienen un sector primario más potente que el nuestro. Y si no se produce ya un cambio generacional se va a perder prácticamente el conocimiento de todo el sector. Ese relevo ayudaría a fijar población en el territorio, en las zonas más despobladas, a mantener los pueblos y los montes más limpios… En fin, además de reequilibrar los tres sectores, tendría una colaboración activa y potente con los temas medioambientales.

Por partes, ¿cómo calificaría la actual situación de diálogo social?

Con ciertas expectativas puestas en él. Los primeros contactos con el Gobierno los tuvimos el verano pasado, más o menos cuando entró, y después mantuvimos alguna que otra reunión para tratar los presupuestos. Todos pusimos de nuestra parte, había que entender la novedad y las dificultades que conlleva arrancar un gobierno de cero. Después nos reunimos para modificar la estructura del Consejo del Diálogo Social, simplificándola para que fuera un poco más dinámica, Y ahora estamos a la espera de las siguientes convocatorias. Desde UGT tenemos asuntos que trasladar, en España y en Cantabria. Hay algunos de los que llevamos hablando prácticamente todo el año y no acaban de concretarse. El diálogo social sería un buen foro para ello y para que tuvieran su respaldo. Los acuerdos que se toman en el diálogo social son mejores para todos, más equilibrados y, normalmente, perduran más en el tiempo. Algunos de los temas, que ya hemos trasladado en otras ocasiones, son la aprobación definitiva del Plan Regional de Ordenación del Territorio, porque es muy importante para dar estabilidad jurídica a las empresas, y un plan energético regional que de verdad garantice el suministro y dé cobertura y también seguridad jurídica a las empresas sobre qué energía pueden consumir y generar.

Ninguna empresa va a cerrar por reducir la jornada laboral a 37 horas y media

Nos gustaría empezar a tratar también el tema de las colaboraciones público-privadas. Se habla mucho de ellas, pero no acaban de quedar muy claras qué son, qué significan, y cuándo y dónde se pueden hacer. Nosotros sí tenemos clarísimo que la sanidad y la educación son pilares fundamentales del Estado de Bienestar, por lo que tienen que seguir siendo públicas. Algunas de las últimas manifestaciones que hemos escuchado en torno a la sanidad no nos gustan nada y nos parecen muy desafortunadas. También habría que abordar el cuarto pilar del del Estado de Bienestar. Tenemos un sistema de dependencia que no acaba de ponerse en marcha. Las personas en las residencias están muy bien, pero casi gracias al esfuerzo de los trabajadores, y eso no puede ser. Hay que garantizar los derechos y los salarios de las personas que trabajan en la dependencia y en las residencias. Finalmente, no vemos con buenos ojos la manera en que se están llevando a cabo las licitaciones públicas. Tienen que llevar aparejadas la carga económica necesaria para poder pagar a los trabajadores sus sueldos y para que puedan hacer uso de sus derechos, de las vacaciones, de los días de libranza… Y eso no se está haciendo del todo bien. Las condiciones de la licitación deberían recoger que si no se respetan las cláusulas sociales establecidas no se puede llevar a cabo. 

Mencionaba antes el tema de los fondos europeos, ¿cómo evalúa la capacidad del Gobierno de Cantabria de gestionarlos y dónde cree que habría que poner más el foco?

Precisamente el otro día tuvimos una reunión de coordinación en el Consejo de Supervisión de los Fondos FEDER y la verdad es que el grado de cumplimiento dentro de los diferentes programas es muy alto. Cierto es que hay otras oportunidades que se van a poner en marcha en Europa y es fundamental para una comunidad como Cantabria que podamos acceder a este tipo de ayudas. El Gobierno, por su parte, lo que debería hacer es potenciar la oficina que se dedica a gestionar estos los fondos, con personal y con los medios necesarios. Y haría falta también quizás una mayor coordinación entre las diferentes consejerías para precisamente ponerse de acuerdo en cómo acceder a los fondos, así como con el tejido empresarial y con la propia Universidad de Cantabria. Estoy seguro de que la universidad tendrá proyectos interesantes que estarán sujetos a la posible captación de fondos. Con una muy buena coordinación entre los diferentes institutos de conocimiento que tenemos en Cantabria, la universidad y el tejido empresarial seguramente saldrían proyectos interesantes. 

En las últimas semanas se está hablando especialmente de la problemática del acceso a la vivienda. Los precios de los alquileres están disparados y suponen una fuente de empobrecimiento para la clase trabajadora. Teniendo en cuenta la voluntad manifiesta por parte del Gobierno de Cantabria de no regular los alquileres residenciales, ¿cómo valora el tratamiento que se está dando desde las administraciones cántabras a este asunto? 

No lo puedo valorar de una manera positiva, no solo en Cantabria sino prácticamente en ningún sitio. El tema de la vivienda no se está tomando suficientemente en serio. Hay muchos intereses económicos en poder seguir especulando con este tipo de cosas, bien sea en la construcción o bien sea en la gestión de las viviendas. Y esta situación dificulta mucho a las personas jóvenes poder emanciparse y poder acceder a determinados puestos de trabajo porque a lo mejor luego no tienen donde vivir. Y todo esto tiene mucho que ver con lo que a veces se oye decir a los empresarios o algunas asociaciones de empresarios sobre que no encuentran trabajadores cualificados. Cualquiera de nosotros si tiene que marchar a Madrid a trabajar por un salario mínimo o un poco más ni podríamos alquilar una habitación. Lo mismo ocurre con zonas turísticas como Baleares. Está todo muy vinculado. Lo dicho, hay muchos intereses económicos que impiden a los gobiernos regular sobre este asunto.

También hemos conocido recientemente datos que reflejan que Cantabria cuenta con una tasa de siniestralidad laboral elevada. ¿Qué análisis hace de las políticas preventivas que se están llevando a cabo?

Este es un tema que nos tiene realmente muy preocupados. Los datos ahora mismo son bastante malos. La siniestralidad laboral viene creciendo desde el año 2012, desde cuando empezó la recuperación de la crisis de 2006-2007. El año pasado estuvimos en torno a los 6.000 accidentes y 13 muertes. Este año creo que ya van cuatro muertos, y esto es una auténtica barbaridad. Para abordar esto hay que trabajar en varias líneas, y también convendría hacerlo dentro del diálogo social. Por un lado, hay algo que la CEOE y empresarios están haciendo mal, y es trasladar la siniestralidad siempre a gastos económicos. Eso no puede ser. Detrás de la siniestralidad hay caras, hay ojos, hay padres, hay hijos, hay trabajadores que pierden la vida, que se accidentan gravemente muchos y algunos incluso que quedan con lesiones permanentes. Entonces estos no pueden ser números. Hay que recuperar las buenas prácticas en la prevención de riesgos laborales. Y también es verdad que hay muchísimos autónomos que están afectados por estos accidentes, sobre todo por los mortales, y ellos no están afectados por la Ley de Prevención. Creo que deberíamos hablar, sobre todo, de cómo tratamos esto de una manera conjunta para mejorar, por un lado, la prevención y, por otro, para recuperar a las personas que se han accidentado o que han contraído una enfermedad. Primero habría que conocer el origen de los accidentes, para prevenirlos. Y después habría que abordar el tema de las mutuas, que son las que cobran por este tipo de contingencias, de manera que tienen que asistir a los trabajadores desde el minuto uno. No pueden derivar gente al Servicio Cántabro de Salud porque satura las listas y hay personas que se pasan los 12 o los 18 meses y ni siquiera están diagnosticadas. 

¿Y ve a la CEOE con buena predisposición de cara a reforzar esa prevención de la que habla?

Bueno, yo creo que esto nosotros lo hemos hablado con la CEOE, lo hablamos con el Gobierno anterior y estamos a la espera, insisto, de que se nos convoque también en este Gobierno al diálogo social para hablar de ese tipo de cosas. Y creo que esto no solamente depende de la CEOE. En realidad deberían estar implicadas la Consejería de Empleo, la Consejería de Sanidad, Servicio Cántabro de Salud, el Instituto Cántabro de Seguridad y Salud del Trabajo, la Inspección de Trabajo… Debería ser un trabajo en varias direcciones y en esa línea estamos intentando coordinar todo. Yo he hablado con la CEOE de todo esto, no le ha parecido mal, aunque tampoco van a hacer ellos de tractores. 

La nueva reforma laboral lleva tiempo en vigor con datos positivos. ¿Cuáles diría que son los aspectos que aún tienen que mejorar?

Este Primero de Mayo es un día para reivindicar, pero también es un día festivo, y de vez en cuando nos podemos dar alguna alegría. La modificación que se hizo de la reforma laboral, sin que sea para echar las campanas al vuelo, se ha demostrado que ha generado empleo indefinido y que ha dado estabilidad a la gente. La contratación indefinida en Cantabria ha pasado de estar por debajo del 10% a superar el 30%. Ahora mismo hay más de 30.000 afiliados a la Seguridad Social, más del 80 % de los asalariados en Cantabria. Esto siempre es un buen dato. ¿Qué nos queda por hacer en todo esto? Corregir la mala utilización de los fijos discontinuos, porque se están utilizando como en su día los contratos eventuales que eran muchos de ellos fraude de ley. También hay que abordar los contratos a tiempo parcial. Por un lado, la mayoría son mujeres y, por otro, la mayoría en realidad son a tiempo completo. La única diferencia es que encima ni se pagan esas horas adicionales. Además, como sabéis, desde UGT hemos llevado ante el Tribunal Europeo de Derechos Sociales la reforma del despido improcedente. Consideramos que a los trabajadores hay que indemnizarlos cuando el despido sea improcedente por el daño que realmente se le genera. No le genera el mismo daño a un trabajador de 58 años que a uno de 42 o de 32 con una muy buena formación y que tenga una capacidad de penetración al mercado laboral. Hay que valorar ese tipo de cosas. Lo otro es café para todos, y si el café para todos no vale en algunas circunstancias, no tiene por qué valer en el despido. El Banco de España ha dicho que reformar el despido improcedente acabaría con el empleo. El hecho de que diga esto, para nosotros es muy positivo porque nos refuerza en la línea que tenemos que seguir. Normalmente de lo que dice el Banco de España luego se cumple lo contrario. 

¿Considera esencial la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas? ¿Cómo repercutiría en trabajadores y empresas?

Es un tema que nosotros lo venimos demandando ya hace tiempo y ahora lo hemos metido con más fuerza en el debate social. En los últimos 40 años o más no se ha modificado prácticamente. Es más, la media de los últimos convenios colectivos tiende a incrementar la jornada laboral. En el mercado de trabajo de los últimos 40 o 50 años se han disparado las productividades en general por la incorporación de las nuevas tecnologías. Nosotros entendemos que esto tiene que formar parte del reparto de los beneficios, es decir, que reduzcamos la jornada y tengamos más tiempo para conciliar, para ocio, para tiempo libre, e incluso para formarnos en el manejo de las nuevas tecnologías. No nos parece ninguna barbaridad. Habrá casos donde se pueda hacer mejor y otros donde se pueda hacer peor, pero ninguna empresa va a cerrar por ello. Si fijamos la jornada laboral en 37 horas y media también ayudaremos a que sectores en los que se explota vayan reduciendo paulatinamente esas jornadas.

Para terminar, ¿cómo percibe actualmente la conciencia sindical entre los trabajadores de Cantabria?

Bien, yo no soy tan pesimista como lo es mucha gente. Aquí, en UGT, tenemos una actividad sindical importante. Tenemos una asesoría jurídica que funciona muy bien, y hacemos en torno a unas 3.000 consultas y 800 juicios al año. Tampoco percibo que cuando vamos a las empresas se nos reciba mal. Con la CEOE tengo buena relación, en muchas cosas no nos ponemos de acuerdo, sería imposible, pero tratando los asuntos con respeto no le veo el problema. Y, sobre todo, lo dicen los datos, no lo digo yo: donde hay sindicatos, los trabajadores están mejor, con mejores condiciones de seguridad, económicas y laborales.

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