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El Obispado de Plasencia lamenta la celebración de una ceremonia que pudo confundirse con una boda gay

Iglesia parroquial de Belén en Miajadas, Cáceres, donde el fin de semana el sacerdote bendijo una pareja gay de forma que incumple las normas eclesiásticas

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El Obispado de Plasencia (Cáceres) ha lamentado en un comunicado el “escándalo y la confusión” creados tras la bendición de una pareja gay en una parroquia de la localidad cacereña de Miajadas celebrada el pasado fin de semana.

El comunicado episcopal hace hincapié en que “en ningún momento se trató de una boda, ni hubo intención expresa de simular sacramento”.

No obstante, “las formas contravinieron claramente lo dispuesto por la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fiducia supplicans, algo que no podemos aprobar”.

“Lamentamos, profundamente, el escándalo y la confusión que la aplicación incorrecta de la Declaración ha generado y puede generar”.

El pasado fin de semana, según se ha conocido en las redes sociales por uno de los protagonistas, se celebró en el templo parroquial miajadeño de Belén una ceremonia, en la que según él mismo habría publicado se dieron el “sí quiero” tras 30 años de relación.

Según publica El Periódico Extremadura, lo que ha motivado la reacción del Obispado de Plasencia es que la ceremonia de bendición utilizó gestos o ritos similares a los de un matrimonio heterosexual, con velas que encendió la pareja, público en la iglesia y el párroco iba vestido con alba y estola.

“Admito el pecado”, ha declarado el párroco que realizó la bendición, Enrique Gómez Rodríguez, según publica el citado medio. Además, ha explicado que solo quería “hacer un bien y evangelizar de esa manera”. “Hay un mundo por evangelizar, una realidad en la que habría que estar”, ha añadido.

La Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobada por el Papa, contempla la posibilidad de bendecir parejas formadas por personas del mismo sexo, pero “al margen de cualquier ritualización e imitación del matrimonio. La doctrina sobre el matrimonio no cambia, bendecir no significa aprobar la unión”.

El Obispado placentino no niega “el valor de estas bendiciones, tal como ha reconocido la Iglesia en la citada instrucción”, pero subraya “la obligatoriedad de que se realicen en el contexto y forma marcados por ella”.

La Diócesis “desde el momento en que se obtuvo noticia de los hechos, se adoptaron las medidas canónicas pertinentes”.

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